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Los pactos de Catalina Calcagni
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Los pactos de Catalina Calcagni

Perfil de Catalina Calcagni, que relata cómo llegó a ser guionista de Canal 13 y estar al mando de la última teleserie de la estación.

Por Valentina Morales E.

9 de Mayo de 2019

La jefa de guiones en Pacto de Sangre la teleserie nocturna de Canal 13 que está a punto de terminar y tiene a sus fanáticos con los nervios de punta creció en una casa sin televisión, hasta que cumplió diez y exigió una. A sus 33 años Calcagni ha hecho toda su carrera en la misma estación televisiva, a la que llegó a hacer su práctica universitaria.

Cuando Catalina Calcagni tenía 10 años, sus padres le comentaron que se mudarían al sur. –Váyanse, yo me separo y me quedo con mi abuela– les dijo.
–Pero Catita, los hijos no se pueden separar de los papás. No existe el divorcio de esa manera –le explicó su madre.

El matrimonio Calcagni García finalmente convenció a la mayor de sus tres hijas, quien tenía una cabellera castaña que con el tiempo se fue aclarando y unos grandes ojos azules. Eso sí, tuvieron que aceptar su última condición:

–Debemos tener una buena tele.

Catalina y sus dos hermanas podían ver un programa al día. Se ponían de acuerdo para que cada una escogieran uno distinto, por lo que terminaban viendo tres al día. Además, Catalina se hacía la dormida en la cama de su mamá para ver Los Archivos Secretos X, que hasta el día de hoy es una de sus series favoritas, al punto de que la utilizaba como ejemplo cuando impartía clases de guión en la Pontificia Universidad Católica.

***

Antes de partir al sur, Catalina Calcagni creció en la Comunidad Ecológica de Peñalolén, en una casa donde la electricidad la generaban placas solares. Estudió en el Colegio Rudolf Steirn, que impartía la pedagogía Waldorf. En su casa no había televisión, ni tampoco estaba permitida, pero Catalina estaba obsesionada con ese aparato. Cuando iba a la casa de sus vecinos o de su abuela, pasaba horas mirándola. “Era como polilla con la luz”, recuerda.

Su otra obsesión de infancia eran los libros. Su hermana Elisa, la del medio, recuerda que “básicamente obligó a mis papás a que le enseñaran a leer y después me enseñó a mí”. En su casa había un estante lleno de libros y cuando leyó todos los que tenía permitido, le pidió a Delicia, su nana, que por favor leyera los de la repisa prohibida y le contara lo que pasaba. La “Deli” hizo caso y le resumía lo leído. Luego, la niña llegaba donde su madre preguntándole cosas como qué significaba que alguien “vendiera su cuerpo”. Su mamá no entendía de dónde sacaba esas cosas.

Catalina no sacaba esas ideas solo de los libros prohibidos. Desde los 7 años disfrutaba escuchar las historias de El Chacotero Sentimental, el programa radial del Rumpy. Y aunque esencialmente jugaba con la “pandilla de niños del vecindario”, sentía mucha curiosidad por entender el mundo de los adultos.

***

En Villarrica Catalina entró a quinto básico en el Colegio Alemán. Fue un cambio muy grande porque debió usar uniforme por primera vez, corbata apretada y ningún accesorio que no tuviera los colores institucionales. El colegio de Santiago era más libre: iba con ropa de calle y le transmitían el amor por aprender. En el sureño, nunca agarró el ritmo.

Su educación media la realizó en el Colegio Las Humanidades. Cuando llegó a cuarto medio anhelaba estudiar Técnico en Dirección Audiovisual, en Concepción. Quería ser compañera de su pololo.

Su mamá –“una mujer muy suave, muy dulce y muy mala para dar razones de la vida”, en palabras de Calcagni– le dijo que por ningún motivo y durante el invierno viajaron a Santiago a hacer un tour por las universidades.

–No tengo cómo asegurarme de que estés segura en Concepción, necesito que te vengas a Santiago. Aquí está mi hermano, aquí tengo mi red –le explicó su madre–. No quiero que estudies algo técnico, porque a lo mejor ahora no me entiendes, pero el valor de un título profesional es mucho mayor.

Catalina se interesó en Dirección Audiovisual de la Universidad Católica. Le gustó la facultad, el programa, el hecho de que no tuviera que decidir inmediatamente qué hacer con su vida, pues se trataba de un plan común entre Audiovisual y Periodismo.

El año 2005 entró a la carrera y se fue a vivir con su tío, que no estaba mucho en la casa. Se sentía sola, pero lo suplía con largas conversaciones telefónicas con su hermana Elisa. Fue un primer año tranquilo, en el que iba de la casa a la universidad y de esta a su casa.

En segundo año, tuvo su primer ramo de guión con el profesor Andrés Kalawski y se enamoró de su clase. Tenía malas notas y creía que sus trabajos eran “enfermos de chulos”. Incluso en retrospectiva concluye que uno de ellos era como “un comercial del Gobierno de Chile para que la gente no consumiera drogas”. Sin embargo, sentía que era el lugar al que pertenecía y que el guión “parecía la entrada a un mundo hermoso”.

Fuente: Zancada.com

El semestre siguiente, tomó otro ramo de esa área con Julio Rojas, de quien más tarde sería ayudante. Por esta razón, el año 2008, cuando Catalina tenía 22, le pidió ayuda para conseguir una práctica en guión y él le ofreció el cargo de asistente en la escritura de la nueva teleserie de Canal 13: Corazón Rebelde.

***

El primer día de práctica, Catalina Calcagni partió a Canal 13 maquillada, usando un vestido apoteósico con zapatos de taco. “Lo que yo pensaba que tenía que usar un adulto para ir a la pega”, explica.

–¿Por qué viniste disfrazada? –le preguntó Julio Rojas riéndose– No es lo que piensas. No tienes que vestirte así. Ven con bluejeans y zapatillas.

El trabajo de Catalina, según Elisa, consistía en “copiar y pegar guiones”, pero al tratarse de un remake de Rebelde Way, se convirtió en la “enciclopedia de los guionistas”, ya que años atrás había visto la original con su hermana menor Magdalena. Al poco tiempo, la ascendieron y comenzó a escribir “entre siete u ocho escenas al día”.

Terminó sus estudios el año 2010 y comenzó a trabajar en la producción de la película Sentados Frente al Fuego, una película de Alejandro Fernández que narra la historia de una pareja que se va a vivir al campo. A finales de ese año y cuando estaba terminando el rodaje, Julio Rojas la llamó. Le contó que lo acababan de ascender y que le habían aprobado un presupuesto para tener una asistente. Le ofreció el puesto y Catalina aceptó de inmediato.

Rojas estaba a cargo de los guionistas y de los proyectos de guión del área dramática de Canal 13. En ese momento, se estaba rodando PelelesLos 80 y Soltera otra vez. En esta última, Julio Rojas tenía el rol de consultor, por lo que Catalina tenía espacio para opinar más, mientras que en las demás solo leían y corregían guiones. Además, comenzó a ser community manager de las redes sociales de Cristina, la protagonista de Soltera otra vez.

En 2013, Catalina entró al equipo de guionistas en la teleserie Las Vega’s. Al año siguiente escribió Mamá Mechona y dejó el departamento que tenía con sus hermanas, porque creía que los 27 era una edad para abandonar el nido.

Se fue a vivir sola y lo odió. La rutina para escribir la teleserie era una semana en el canal y dos en casa, por lo que pasaba mucho tiempo sola y no le gustaba. Se dio cuenta de que le gusta tener personas alrededor. “Cuando estoy sola siento que me puedo ir muy para dentro, como que se me olvida que existe el mundo de afuera. Me estimulan mucho los vínculos, cómo las ideas se agrandan con otras personas, cómo las casas se hacen más bacanes”.

Luego de consultar a todos sus amigos, buscando un roomate, asumió que ninguno quería vivir con ella. Entonces, les mandó una cadena por mail pidiéndoles que la ayudaran a encontrar a “alguien bacán” con quién vivir.

“Básicamente la Cata hizo un casting. Yo la fui a ver, me cayó muy bien altiro y le dije que me tincaba vivir ahí. Me dijo que estaba entre tres personas y que yo también le caí muy bien”, cuenta Tomás Eyzaguirre, quién finalmente terminó viviendo con ella.

***

El año 2014, Ignacio Arnold llegó a Canal 13 como el nuevo director del Área Dramática y le ofreció la jefatura de Preciosas. Catalina Calcagni era la menor del equipo, tenía 29 años y sintió terror. Le contestó que lo iba a pensar. Era un viernes por la mañana. Arnold le dio hasta el lunes.

Catalina fue a almorzar con sus hermanas al departamento de Elisa y les contó la noticia.

–No puedo, no estoy preparada, es mucha pega y es muy difícil –dijo la guionista con angustia.

–Pero Cata ¿por qué no? ¿Qué es lo peor que puede pasar? A lo peor no eres tan buena y te reemplazan y ya está. Nada tan terrible puede pasar si pruebas –replicó Elisa, tratando de convencerla.

Cuando Catalina salió del departamento de su hermana, sonó el teléfono. Era Ignacio Arnold: había cambiado de opinión y quería tener la respuesta en ese instante. Al igual que en su infancia, Catalina aceptó, pero con condiciones. Quería escoger a su equipo.

Diego Muñoz, guionista también conocido por su personaje de crítico de cine “Hermes El Sabio”, fue una pieza clave para Calcagni.

Dos años antes, en 2012, él trabajaba en Bienvenidos escribiendo Directo al Corazón. Un día, un productor le dijo que alguien quería conocerlo. “Veo y era una persona muy bajita con unos ojos gigantes que me miraba con mucha admiración. Me dijeron Ella es la Cata y es tu fan”.

Cata junto a Diego Muñoz Fuente: @hermeselsabio

Dos años más tarde, Muñoz y Calcagni se reencontraon en el equipo de guionistas de Esposa Imperfecta, una teleserie que nunca se hizo. “Después yo me hice fan de ella”, cuenta Hermes El Sabio.

Entonces, cuando Arnold le ofreció la jefatura de Preciosas, Catalina llamó a Muñoz, le contó sobre la oferta y el terror que le causaba.  Le dijo que su sueño era seguir trabajando con él y si se sumaba, ella se atrevía: “El Diego me apañó y hemos sido muy dupla creativa desde entonces”.

La jefa de guionistas se volvió trabajólica. Soñaba con Preciosas, que estaba presa y con posibles escenas para la teleserie. Trabajaba incluso los fines de semanas y el único tiempo que reservaba sagradamente, era el destinado para viajar al sur y visitar a su familia.

Preciosas (2016) Fuente: 13.cl

Calcagni cree que su emoción basal es el miedo. Como jefa, nunca dejó de sentir terror a pesar de que lo pasó muy bien. Cuando empezó a hacer clases, le pasó lo mismo. Era una de las profesoras más jóvenes del plantel.

***

Tres días antes de empezar a hacer clases por primera vez, Catalina fue a la fiesta de cumpleaños de una compañera de universidad. Estaba en el patio de la casa, fumando un cigarro, cuando comentó que sería profesora. Gonzalo Wolf, uno de los invitados, le preguntó qué ramo dictaría y ella le respondió “Género y Formatos de Guión Audiovisual”.

–¡Mentira que vas a ser mi profe! –le dijo Gonzalo, sorprendido.

–¡Noooo! ¡Ya lo estoy haciendo mal! –respondió Catalina, avergonzada, pero riéndose.

Sus alumnos recuerdan sus clases como “muy dinámicas”. Ella mostraba diferentes fragmentos de series o películas para explicar conceptos audiovisuales. Eso sí, no le gustaba hablar de sus propios proyectos. Wolf fue testigo de su evolución, porque más tarde fue su ayudante y asistía a todas sus clases, a pesar de sabérselas de memoria. “No era como ese profe catedrático, que habla de referentes supercabezones, sino que lo hace desde lo simple y de lo que todos hemos visto”.

Pacto de Sangre (2018) Fuente: 13.cl

El primer lunes de diciembre (2018), Catalina Calcagni está sentada en un banco de piedra. Se encuentra en la Plaza Padre Letelier de Providencia, que está rodeada por tres edificios rojos. En uno de ellos, vivía Cristina, la protagonista de Soltera Otra Vez. Es su hora de almuerzo y está a pocas cuadras de Canal 13, donde se desempeña como jefa de guiones en Pacto de Sangre. “Me encanta mi trabajo. No todo el mundo puede decir eso”, concluye.

Este perfil escrito por Valentina Morales fue realizado para el curso Crónicas y Perfiles de la profesora Andrea Insunza durante el segundo semestre del 2018 en la Escuela de Periodismo UDP y actualizado para este medio en mayo de 2019.

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