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Menstruación: El tabú que se ha roto
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Menstruación: El tabú que se ha roto

Testimonios de mujeres que rompen los paradigmas y creencias sobre cómo llevar la sexualidad femenina.

Por Francisca Torres / Ilustración de Areta Ekara en www.flickr.com/photos/areta_e/

3 de Agosto de 2018

Esta crónica es parte del sitio web Vuelve al Origen, realizado por las estudiantes Francisca Torres y Claudia Saravia durante el primer semestre de 2018 para el curso Digital I, con la profesora Carolina Zúñiga. 

La mujer ha comenzado a liberarse de la gran mochila que ha cargado durante toda su historia respecto a la menstruación: nadie debía enterarse que estabas con tu periodo porque estabas sucia, porque del tema no se hablaba hasta que te embarazabas o porque tenías algún problema de salud relacionado.

Tres mujeres ilustran cómo han vivido la menstruación desde que son niñas hasta la actualidad, hablando de sus traumas y dando a conocer experiencias que han gatillado cambios radicales en ellas. Sus testimonios demuestran cómo este gran secreto a voces se ha comenzado a visibilizar con diferentes métodos no tradicionales.

¡POR FAVOR QUE NO ME LLEGUE LA REGLA!

Cuando Daniela Herrera (20) tenía seis años, su mamá comenzó a hablarle sobre el periodo ya que según sus cálculos le llegaría a temprana edad. Para esto Marcela Aldana, su mamá, la llevó al endocrinólogo para que fuese evaluada y pudiera atrasarle la menstruación un poco más. Al entrar,  lo primero que dijo la endocrinóloga fue que si no bajaba de peso, cuando le llegara la regla se quedaría “chica y gorda”. A Daniela le influyó tanto la situación que comenzó a tenerle miedo. Lo que le dijo la doctora la marcó de por vida.

Desde esa visita al médico, su mamá se puso mucho más estricta en las comidas. Le habían dicho que Daniela a su corta edad ya no podría comer Chocapic, ni tomar CocaCola, dos de sus alimentos favoritos. Además de esto cada vez que iba a un cumpleaños su mamá estaba pendiente de lo que comía, no la dejaba probar dulces y menos torta, haciendo caso omiso a lo afectada que estaba Daniela.

Así pasaron cinco años, hasta que cuando tenía doce sintió que algo no era normal. Fue al baño y notó que algo había en su calzón, en ese minuto estaba jugando a las Barbies con una amiga, por lo que no le dio importancia y se devolvió a jugar como si nada. Al rato después sintió algo más fuerte, fue al baño y efectivamente le había llegado el periodo por primera vez.

Lo primero que hizo fue llorar y sentirse asustada, no quería quedarse pequeña como la doctora le había dicho hace algún tiempo. Por lo mismo, llamó a su mamá para que fuera al baño con ella. Cuando Daniela le contó, ésta reaccionó llorando. A Daniela esta reacción solo la hizo sentir más asustada, Marcela le decía que ya no iba a ser una niña, pero Daniela no quería dejar de serlo. Todo le incomodaba, se sentía sucia y diferente.

ABRIENDO LOS OJOS

Al diferencia de Daniela, Camila Camacho,  profesora de literatura, (31) decidió en el 2008 recibir la menstruación sin nada por nueve meses, porque era plenamente consciente de su cuerpo. Todo esto a raíz de las fuertes molestias que le causaba desde su niñez usar toallas higiénicas.

Camila Camacho en un taller. Fotografía por “La Copita”.

Su decisión fue determinante hasta que conoció la copa menstrual, que por esos años no se vendía en Chile y comprarla en EE.UUsignificaba pagar cincuenta mil pesos, inalcanzable para ella en ese tiempo. Sin embargo, y por suerte, la copita llegó a Chile ese mismo año, esta vez la vendía “Japi Jane” en su local de juguetes sexuales y costaba treinta mil pesos. Ahí la compró y comenzó a utilizarla. ” La copita tiene 130 años”, dice.

Cuando Camila empezó a hablar con sus amigas sobre esta nueva adquisición que le había hecho el periodo mucho menos doloroso, se dio cuenta que había mujeres con su misma inquietud y condición, pero que lamentablemente no tenían acceso a pagar una copa menstrual. Por lo mismo, durante el 2011 decidió traer unas pocas desde China.

Lo que hizo fue, que con la tarjeta de su mamá compró 20 copitas, que distribuyó entre conocidas, pero a un valor menor del que ya fluctuaba en Chile porque “La copita era un lujo, que mis amigas no se podían permitir”, recuerda. Esto la llevó a ahondar en el asunto y hoy lleva un total de siete años distribuyéndola.

MIJITA, QUE NADIE SE ENTERE QUE ESTÁ CON LA REGLA 

Camila encontró en la venta de la copita, el medio idóneo para costear sus talleres de sexualidad. En ellos enseña sobre salud menstrual, diversidad sexual y conceptos comunes para que todos puedan hablar del tema de Cuarto Básico a Cuarto Medio. Como profesora se dio cuenta que esto le daba un bonus enorme de credibilidad para tener confianza y credibilidad antes los niños y adolescentes.

El 2012 vivió en Escocia donde descubrió y aprendió sobre su sexualidad por primera vez.  Se dio cuenta que según la biología que le enseñaron en el colegio esos 28 días de duración del ciclo no existían, sino que era algo mucho menos estructurado. Esto fue el detonante en su vida y se volvió consciente,  comenzando un camino de deconstrucción de sí misma en donde se cuestionó qué tan mujer se sentía.

Desde ahí su proceso fue reconocerse tanto mujer como hombre y sobre todo como persona. Esto la impulsó a crear uno de sus talleres más polémicos y  representativos de su pensar : “Menstruar es político” es su nombre, donde cuestiona la poca naturalidad que la menstruación ha tenido hasta ahora, por qué no es un tema habitual y cómo la esencia de ser mujer te compromete con la reproducción.

Para ella el único objetivo de no hablar sobre la menstruación tiene directa relación con la sociedad  de productividad en la que vivimos, además de la auto represión que la mujer carga porque así se lo enseñó su mamá. Porque para Camila algo nos llevó a normalizar el envase silencioso de las toallitas o el hecho de que cada vez estas sean más delgadas y en los comerciales la sangre sea de color azul.

Camila cree que a la mayoría de nosotras nos enseñaron a restarle importancia al periodo  y que ,ojalá, no te duela porque así no se nota. Sin embargo, para ella la menstruación es algo valioso. “ Yo quiero devolverle la importancia que debe tener, pero no como esencia femenina de la fertilidad y de la fecundación (…) con la importancia que tiene como personas habitantes de esta sociedad”.

MILITANTE DE LA MENSTRUACIÓN

Camila trabaja en el Colegio República del Ecuador. Hace algunos años Donnasept visitó el colegio por primera vez, y dictó la típica charla acerca del periodo y las toallas higiénicas.

Cuando Camila notó que el video que mostraban estaba siendo negligente en cuanto a la excesiva estereotipación que contenía, decidió intentar interrumpir para que los niños no se quedaran con esa idea. Pidió en micrófono, pero no se lo dieron.

Por suerte, al año siguiente volvió a ir Donnasept, y esta vez, Camila no avisó que iba a  tomar la palabra, sino que cuando terminó uno de los videos que aseguraba, entre algunas cosas, que todas las niñas esperaban al chico que les gusta. Se paró y comenzó a caminar en dirección a la mujer que tenía el micrófono y dictaba la charla, desmintiendo cada una de las cosas que ella consideraba incorrectas y que podían influir de manera directa y errónea en el pensamiento de una niña de quinto básico.

En ese minuto la mujer que representaba a Donnasept se tuvo que callar, porque los niños estaban mirando y prestando atención a Camila.

En otra ocasión, la misma marca no hizo charla y solo regaló toallas higiénicas y jabones íntimos a todo el colegio. Camila en desacuerdo con la situación, tomó el basurero y pasó con él por todos los puestos para que botaran el jabón. “Porque ese jabón, es cosmético. Te están enseñando que el olor de tu vulva está mal y no estoy dispuesta a que las niñas crean eso”.

Para Camila alguien se tiene que preocupar de educar de manera correcta sobre la sexualidad , y si por ignorancia colectiva de las madres no supieron enseñarlo antiguamente, ella afirma que ahora como profesora sabe, debe y tiene la responsabilidad de visibilizar la realidad y hacer de la menstruación algo natural y cotidiano.

ROMPE EL GÉNERO

Al igual de Camila, Victoria (21) que prefirió resguardar su apellido, dejó de utilizar tollas higiénicas desechables y conoció en 2015 las toallas de tela. Todo a raíz de un documental que vio cuando estaba en cuarto medio y que tiene como nombre MIAU (Movimiento Insurrecto por la Autonomía de uno Misma). En este documental se tocan temas que se relacionan con  la conscientización del aborto, la menstruación y el parto.Esto impulsó a Victoria a crear sus propias toallitas.

Tomó la maquina de su mamá y se lanzó.

Toallitas de género. Fotografía por Francisca Torres.

Para Victoria todo comenzó cuando en el 2011, cuando iba en octavo básico, conoció el feminismo a través del movimiento estudiantil de ese año, y la primera medida que tomó en esos años fue dejar de depilarse. Sin embargo, a medida que iba creciendo, sus ideas cada vez se acentuaban más en distintos aspectos: dejó de tomar anticonceptivos y cualquier tipo de medicamento que contuviese algún químico. “Cuando tu dejas de usar toallas te das cuenta que la menstruación va cambiando, la cantidad disminuye, los olores son distintos. Te das cuenta de eso que tú te metías en el cuerpo, esos químicos como las pastillas realmente te afectaban”.

Para Victoria el mayor problema que hay con el tema es la gran invisibilización que existe, debido a la poca información y educación sobre el ciclo propio de cada mujer. Por lo mismo ella comenzó a impartir talleres en donde enseña como hacer toallas de género, las que también distribuye a través de su tienda “Rompe el género”.

 

Puedes encontrar otros contenidos relacionados en el sitio web Vuelve al origen.

Francisca Torres y Claudia Saravia son estudiantes de Periodismo UDP, generación 2016. Esta publicación es parte de los contenidos generados para el curso Digital I.

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Texto: Belén Salazar y Natalia Basaul/ Cámara y edición de videos: Natalia Basaul / Gráfica: Cristián Roa

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