El Distrito 11, que agrupa a Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, La Reina y Peñalolén, se ha consolidado como una de las zonas políticas más influyentes del país. En un territorio históricamente afín a la derecha, hoy conviven y compiten distintas expresiones del sector, desde la corriente liberal y moderada de Chile Vamos, hasta el discurso más conservador de Republicanos.
Por Macarena Trujillo y Martín Quezada
14 de Noviembre de 2025
Desde el retorno a la democracia, el Distrito 11 ha sido el principal bastión parlamentario de la derecha chilena. Sus comunas, con altos índices de participación electoral y poder adquisitivo, consolidaron victorias repetidas de la antigua Alianza por Chile y luego de Chile Vamos. Figuración que no solo tuvieron sus representantes en el parlamento, sino que se replicó a nivel de alcaldías, donde Evelyn Matthei (Providencia) y Joaquín Lavín (Las Condes) se proyectaron también como cartas presidenciales.
En la elección del 2021, la irrupción del Partido Republicano reordenó el mapa político, tensionando la relación entre las distintas sensibilidades del sector. “Hoy existe una competencia real dentro de la derecha. Ya no basta con tener un apellido o un partido tradicional; el electorado demanda posiciones más claras y coherentes”, explica Tomás Valencia, sociólogo de la Universidad de Chile.
Según el académico, el territorio refleja una transición: “El Distrito 11 pasó de representar a la derecha homogénea y empresarial de los años noventa, a ser el laboratorio donde se enfrentan una derecha liberal y una conservadora que buscan definir el futuro del sector”.
El predominio de la derecha en el distrito, lo convirtió en un bastión casi impenetrable para figuras de otros sectores políticos. Casi, ya que en 2021, el humanista Tomás Hirsh logró quedarse con un cupo. Una hazaña que Nelson Peña, candidato a diputado de la Izquierda Ecologista Popular Animalista y Humanista, busca replicar. “El desafío es llegar a audiencias que no suelen participar; las personas que votan son prácticamente las mismas de siempre”, comenta Peña, explicando cómo ha intentado apuntar a una estrategia digital para captar votos.
En ese escenario, Cristopher Suárez, candidato del Partido de la Gente (PDG), apunta a los peligros que tendría la dispersión en su sector. “Debilita claramente a la derecha, porque para lograr una victoria se necesita unidad, no división”. Pese a la cercanía política, Suárez se distancia de la oferta que hoy está haciendo la oposición en el distrito. “Yo apelo a que nunca más haya ideologías y a que se ofrezcan cosas concretas, porque el votante quiere soluciones, no relatos”.
Tradicionalmente identificado con la derecha, este territorio refleja los matices internos del sector: desde el discurso más conservador de Republicanos, hasta las posturas más liberales de Chile Vamos.
Tomás Valencia, sociólogo de la Universidad de Chile, coincide en que aquí se mide la capacidad de la derecha para renovarse sin fracturarse. “El distrito actúa como un termómetro ideológico: si Republicanos mantiene su impulso, podría consolidar una mayoría dentro del bloque; si Chile Vamos logra resistir, podría recomponer su liderazgo histórico”.
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