Si bien la migración en Chile no es un proceso nuevo, la perspectiva en temas de orientación sexual e identidad de género es algo poco hablado y afecta directamente a esta comunidad, desde las políticas públicas hasta las regulaciones migratorias. La investigadora Caterine Galaz explica que los extranjeros, al salir abruptamente de sus países, no tienen los documentos necesarios para acceder a las políticas de la comunidad LGBTIQ+ en Chile. “Nuestro país no tiene políticas públicas LGBTIQ+ con perspectiva migratoria y no existe voluntad política para realizar los cambios necesarios”, señala.
Es en este escenario donde, diversas organizaciones y voces activistas han salido a manifestar sus problemáticas. Una de ellas es Migración Diversa, ONG que nació el 2019 con Fernando Ojeda, Valentinna Rangel y José Manuel Simons, tres inmigrantes que iniciaron este proyecto para entregar asesorías y apoyo a su comunidad. Para Simons, en Chile “no hay perspectiva migratoria en las políticas públicas LGBTIQ+”. Esto debido a que para las personas trans extranjeras que quieran acceder a la Ley de Identidad de Género necesitan: el acta de nacimiento (legalizada y apostillada) y la visa de permanencia definitiva. En el caso de Fernando Ojeda, él sí tiene la residencia definitiva, pero acceder a su acta de nacimiento en Venezuela, es un trámite “burocrático”, según lo define. “Nací en el 89’, mi registro fue manual y la única forma de traer el documento, es que alguien en el territorio vaya, tome una copia, la legalice frente al Estado venezolano y la apostille. Eso es mucha burocracia, porque se necesita sobornar desde altos cargos hasta mínimos para tener el documento”.
Fernando relata que en su infancia y adolescencia en Venezuela, no podía expresarse como se sentía en ese momento o, por ejemplo, jugar con sus amigos hombres. Exclusión que lo llevó a tener dos intentos de suicidio antes de los 14 años. Vivencia extrema, que según la encuesta de Movilh, es compartida por el 40% de las personas LGBTIQ+ migrantes, quienes reconocieron haber pensado en el suicidio a raíz de la homofobia y la transfobia.
Finalmente, a los 16 su familia lo echó a la calle. “No nací en el cuerpo equivocado, sino que en una familia y un país equivocado”, cuenta Ojeda. “Cada vez que sufro de discriminaciones, es muy complejo salir de ahí, porque me regresa mentalmente a Venezuela. Las personas trans chilenas sufren de discriminación, pero cuando le agregas el factor migratorio, es como mezclar gasolina con fuego”, sentencia el venezolano, quien reconoce que sus expectativas de vivir en Chile no se cumplieron.