El infierno de abusos y silencio en el Seminario de Valparaíso

Año 1990, parroquia Nuestra Señora del Rosario de Quilpué. En ese entonces, Mauricio Pulgar tenía 15 años. Un día, como era habitual cada semana, entró a la casa parroquial de Jaime Da Fonseca Hidalgo, párroco de Quilpué. Era su director espiritual. Cuenta que el sacerdote lo invitó a entrar a su habitación, cerró la puerta, lo miró y le dijo: “¿Cómo te ha ido, Negrito?”. El joven quería hablar de sus experiencias espirituales, pero relata que el religioso no lo escuchó y que lo interrumpió con una pregunta: “Te noto nervioso, Negrito. ¿No te estarás masturbando, cierto? Quizás te hace falta algo para que te relajes”. Pulgar dice que quedó mudo y que el cura le pidió que se arrodillara para confesarlo, tomó su cabeza y, con fuerza, puso su rostro a la altura de sus genitales. 

El relato de Mauricio Pulgar no es el único. Más jóvenes aseguran haber tenido experiencias de abuso con el párroco de Quilpué, Jaime Da Fonseca, y con otros sacerdotes que, según testimonios judiciales y narrados a V240, realizaron prácticas incluso de violencia sexual en el Seminario Mayor San Rafael, la casa de formación sacerdotal de la Región de Valparaíso. 

Tras siete años de procesos judiciales y canónicos, Da Fonseca fue declarado culpable por el Vaticano y expulsado del ejercicio sacerdotal. 

En paralelo, Pulgar, junto a otros exseminaristas, presentaron una querella civil y otra penal, además de cinco denuncias canónicas contra 12 miembros del Obispado de Valparaíso, a quienes acusan como perpetradores y encubridores de abuso sexual dentro de las dependencias eclesiásticas de la Quinta Región. Sin embargo, según lo informado por el Obispado de Valparaíso a V240, solo tres de los más de diez denunciados han recibido una condena canónica (expulsión del estado clerical), y ninguno de carácter civil. 

La Conferencia Episcopal señala que hasta 2020 se han ejecutado 54 sentencias por abuso sexual contra sacerdotes, 20 en el ámbito civil y 34 en el canónico. Ninguno de los condenados mencionados en este reportaje se encuentra en el listado. V240 consultó al respecto, y desde la Conferencia Episcopal señalaron que el documento se estaba actualizando, pero a la fecha aún no se ha publicado nada.

En 2018, la Fiscalía Nacional dio a conocer un catastro de las investigaciones por abuso sexual cometidos por miembros de la Iglesia Católica desde 1960. El balance arrojó un total de 158 personas investigadas (entre obispos, sacerdotes y diáconos), 144 investigaciones realizadas y 266 víctimas, de las cuales 178 eran niños, 31 adultos y 57 sin identificar su edad. 

El informe llevó a que el Papa Francisco, el 31 de agosto de 2018, después del trabajo de la Comisión Scicluna, hiciera pública la “Carta del Santo Padre Francisco al pueblo de Dios que peregrina en Chile”. En la misiva papal, la Santa Sede pidió perdón por el daño causado por la Iglesia y declaró: ‘‘La visita de Mons. Scicluna y Mons. Bertomeu nace al constatar que existían situaciones que no sabíamos ver y escuchar. Como Iglesia no podíamos seguir caminando ignorando el dolor de nuestros hermanos. Luego de la lectura del informe quise encontrarme personalmente con algunas víctimas de abuso sexual, de poder y de conciencia, para escucharlos y pedirles perdón por nuestros pecados y omisiones’’.

Tres exseminaristas que acusan haber sido víctimas de estos abusos en el Seminario San Rafael, relatan a V240 sus experiencias dentro del recinto y de qué forma se han enfrentado a la Iglesia para lograr alguna reparación, luego de más de tres décadas desde que comenzaran a ocurrir los hechos. V240 reconstruyó sus historias con entrevistas a los protagonistas, al fiscal, a los abogados de ambas partes, a testigos de los hechos y a un obispo en ejercicio. También tuvo acceso a documentos inéditos y a la crónica testimonial de Mauricio Pulgar, “El denunciante y el círculo”, en la cual detalla episodios de abuso y acoso que dice haber vivido como seminarista.