¿Cómo era ser fotógrafo cuando empezaste?
Yo quería ser fotógrafo, dedicarme a usar la cámara como una filosofía y por coincidencias de la vida estaba en la práctica, tenía 17 años, era menor de edad y tenía autorización de trabajar. Hice la práctica en un diario en Lima (Perú), entonces todos me molestaban, me decían reportero Disney. Me encantó estar en ese diario y de ahí me salió una beca y me fui a Buenos Aires a estudiar. Yo creo que estar en la escuela Argentina de foto me abrió los parámetros. Ahí me enseñaron que es lo que debe hacer un fotógrafo, cómo trabajar, cómo hacer una historia, cómo vivir de la fotografía.
¿Cómo llegaste a la fotografía social o documental?
Fue raro porque yo quería hacer fotografía de publicidad, algo totalmente diferente. No sé, siempre necesito comer, almorzar, necesito ver cosas, me gusta comprarme libros de fotos y lo más inmediato para trabajar en Buenos Aires era en un diario. Entonces, por esas casualidades de la vida trabajé en un diario que se llama La Nación de Argentina. Trabajé ahí un buen tiempo y ahí conocí a un editor muy buena onda y él fue el que me fue ayudando a hacer trabajos sociales, me inspiró.