Eugenio Berríos huye a Viña del Mar para despistar a sus acreedores. También, para huir de la justicia y de la sombra del régimen. Acosado por problemas financieros, empieza a vincularse con narcotraficantes peruanos y a menudear cocaína para salir de las deudas. La llamada para concretar una reunión con un antiguo colega de la DINA es el último registro sonoro que se tiene del químico.