La situación de Santiago
¿Cómo se compara Santiago con otros lugares del mundo en tanto terrenos para trabajar?
–Yo encuentro súper interesante Santiago porque Santiago tienes restricciones como que cada vez llueve menos. Entonces podemos hacer parques acorde a estas restricciones, entendiendo la calidad de nuestra tierra y la cantidad de agua que tenemos. Todo esto porque la mayoría de los parques que se hicieron el siglo pasado, como el Hipódromo o Santa Lucia son de conceptos europeos con plantas de Europa. También ves los arboles de la calle y estos son exóticos. Entonces yo creo que vamos tener que empezar a usar nuestras plantas para aguantar nuestras condiciones.
En ese caso con parques modernos como el Parque Bicentenario o el Parque Araucano ¿Cómo los evalúa en tanto ecosistema y paisaje?
–El Bicentenario tiene como escenario el cerro que tiene al frente, que tiene mucha vegetación nativa en esa parte del Cerro San Cristóbal. Yo creo que el parque adolece de eso, aunque funciona muy bien en su trama arquitectónica, que me parece interesante, con espacios bien logrados. Pero para mí el uso de la vegetación no corresponde, o sea, no hay quillayes, peumos, sino que plantas exóticas: Palmeras del Uruguay, jacarandá del norte de Argentina, alcanfores, muchas plantas que pudieron haber sido nativas, para que así el parque se hubiera relacionado mucho mejor con su entorno.
En el caso de un pulmón verde como el Cerro San Cristóbal ¿Ha habido este tipo de intervención con especies exóticas?
–Sí y mucho. El Cerro San Cristóbal si tú te fijas, está lleno de cedros, pinos o de eucaliptos porque no hubo una proyección a futuro cuando se hizo. No hubo una proyección de hacerlo un bosque nativo y hubiera sido maravilloso porque la vegetación se conservaría mucho mejor. Los espinos por ejemplo, son muy lindos, son chicos pero florecen y aguantan muchísimo. El plano de Santiago antes era prácticamente quillayes y espinos.