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Guía para entender la pandemia

En mayo de 2019 la Universidad Diego Portales realizó la exposición “Del Virus a la Epidemia: amenazas invisibles en un mundo interconectado” en la Biblioteca Nicanor Parra. En este especial, reflotamos algunos de los contenidos de la exposición con el fin de poner en contexto a la Pandemia de 2020.

Por Macarena Peña y Lillo

26 de Marzo de 2020

¿Qué es un virus?

Los virus son seres diminutos, microscópicos, compuestos por material genético, que mutan y evolucionan a distintas velocidades.

Son los entes biológicos más abundantes en la Tierra y su única función es generar copias de sí mismos. Para lograrlo, ingresan a las células de otros organismos (animales, plantas o seres humanos) y las fuerzan a copiar su material genético.

En el proceso, destruyen las paredes de la célula y miles de copias creadas salen a infectar otras células. Al reproducirse, pequeñas fallas o mutaciones van generando virus un poco distintos, lo que ayuda a que no sean reconocidos por los anticuerpos y escapen del sistema inmunológico, que es el encargado de destruirlos.


¿Cómo se decreta una epidemia/pandemia?

La prevención de las epidemias se aborda a nivel local y global. Cada centro de salud debe reportar la aparición o reemergencia de casos de enfermedades infecciosas con potencial epidémico. Según el reglamento sanitario internacional, que regula a los 194 países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada país debe informar a la comunidad internacional sobre la ocurrencia de esas enfermedades. La OMS, a través de grupos de expertos de todo el mundo, se encarga de evaluar los antecedentes y decretar las alertas cuando corresponda.


La más letal de las pandemias recientes

La Primera Guerra Mundial llegaba a su fin y una nueva amenaza azotaba a la humanidad: una pandemia de Influenza que dejó más muertos que la guerra, entre 45 y 100 millones en todo el mundo. La información era escasa debido a las deficientes comunicaciones al final del conflicto armado y a que los gobiernos estaban más preocupados de él que de la salud pública. España fue uno de los pocos países que siguió de cerca la pandemia, por lo que se le conoce como “Gripe Española”. La Gran Influenza llegó a Chile en abril de 1918  y más del 1% de la población chilena de la época sucumbió a su paso. Los recortes que aquí se muestran son parte de la profusa cobertura de prensa realizada por el diario La Nación en 1918.

Archivo del diario La Nación. En custodia por la Universidad Diego Portales.


El mundo interconectado

Los desplazamientos y los encuentros entre especies y entre culturas diferentes son fundamentales para la propagación de las enfermedades infecciosas, base de las epidemias y pandemias. El avance de asentamientos humanos hacia zonas dominadas por animales salvajes ha propiciado el traspaso de virus de una especie a otra. En ese traspaso los virus mutan y se vuelven más resistentes e infecciosos.

Los movimientos de un territorio a otro involucran traspaso de infecciones y virus, que encuentran en los habitantes locales organismos que no conocen de ellos y no han desarrollado herramientas para pelearlos. En la colonización europea en América  se ha podido determinar que la propagación de enfermedades como la viruela causó entre los nativos epidemias que diezmaron a la población indígena.

Los viajes, la migración y el comercio internacional son, desde los inicios de los tiempos, facilitadores para el avance de enfermedades infecciosas. En el mundo contemporáneo estos desplazamientos ocurren mucho más rápido. Si en el siglo XIX dar una vuelta completa a la Tierra tomaba casi un año, con los medios de transporte actual es posible hacerlo en un día.


Estornudo como vehículo para la transmisión de los virus

Un estornudo humano se ve como una eyección de fluidos que da paso a una nube turbulenta de evolución libre. Esa nube contiene aire espirado caliente y húmedo, filamentos y gotas mucosalivales, y residuos de la evaporación de las gotas. Las gotas más grandes se asientan rápidamente a uno o dos metros de la persona. Las gotas más pequeñas permanecen suspendidas por más tiempo y en el transcurso de unos segundos pueden recorrer una habitación y aterrizar a seis u ocho metros de distancia. Cada una de esas gotas tiene el potencial de ser el vehículo en el que viajan organismos infecciosos como virus y bacterias.


Crisis Social: las epidemias están marcadas por la incertidumbre y el miedo

La amenaza contra la salud pública que conlleva la epidemia puede dar pie a una psicosis colectiva que desestabiliza el orden social. Las personas quieren mantenerse a salvo y esquivar la enfermedad y la muerte a toda costa. Los extraños se vuelven sospechosos y temidos. Vecinos, amigos, e incluso familiares  se miran con recelo ante la manifestación de síntomas. Los enfermos son rechazados o perseguidos. Aquellos llamados a darles cuidado y atención se niegan a hacerlo por temor al contagio. Los recursos para el tratamiento, si es que existen, son escasos, y los criterios de selección de aquellos que los recibirán desatan la ira de las multitudes, desesperadas por una cura o un alivio para su mal. Las libertades individuales se restringen en pos de la restitución de la normalidad, o lo más cercano a ella que se pueda llegar.

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