Un cerro estigmatizado
Un profesor me dijo una vez que “los hijos de los ricos se crían con las nanas, los hijos de los pobres, frente al televisor”. Al analizar esta situación hoy no puedo encontrar más sentido en aquella frase.
Durante mi infancia, cuando salía a jugar a la calle, los autos estacionados ya servían de escondite y los que se encontraban sin reparar eran parte del paisaje. Muchas veces debías correrte porque venía un vehículo. Siempre era un vecino o familiares de ellos, ya que poca gente visitaba el lugar.
A comienzos de este siglo el Cerro Dieciocho era mirado como un barrio peligroso, idea que aún mantienen algunas multitiendas por temas de seguridad, indicándolas con un punto rojo al momento de realizar una compra y pedir un despacho a domicilio. Existieron rencillas entre dos bandas rivales: “Los Aukalbos” y “Los Chicanos”. Cada noche se colocaba una micro de Fuerzas Especiales en la mitad del cerro, la que abandonaba el lugar a horas de la madrugada.
Los medios de comunicación siempre estigmatizaron el Cerro Dieciocho Sur, haciendo sobresalir más los enfrentamientos que la gente de esfuerzo. Recuerdo una vez que un equipo de 24 horas liderado por Santiago Pavlovic llegó al lugar. En aquel momento entrevistaron a jóvenes menores de edad del cerro. Por ética periodística no podían mostrar sus rostros, pero resaltaron constantemente las zapatillas de marca que utilizaban. Muchos de esos adolescentes del Cerro Dieciocho hoy tienen sus familias e hijos, pero en aquel momento preferían salir a las calles y reunirse con sus amigos.
Por su parte, los vecinos señalaban en los reportajes que eran mirados de forma diferente e incluso les negaban el trabajo por ser del Cerro Dieciocho. La mayoría de ellos son súper trabajadores, y muchas veces, también son madrugadores para poder llegar a buena hora a su fuente laboral. Entre el trabajo y el viaje a casa, solo les queda tiempo para dormir y al día siguiente levantarse a trabajar.
No cabe duda de que el poco tiempo de los adultos en sus casas y la poca conectividad del Cerro Dieciocho con el resto de la comuna, pudieron crear durante aquellos años “el hijo del pobre frente al televisor”, una manera de referirse a soledad en que se crían los menores mientras sus padres deben salir a trabajar, quienes en la calle podían sentir que era parte de una comunidad, que aunque alejada del resto de la ciudad, tenía sus códigos y su historia.
Los nuevos problemas
La situación económica de algunos vecinos ha mejorado, aunque la de otros no mucho. Lo cierto es que quedan excluidos de contratar servicios que para otras clases sociales son básicos en el hogar: Televisión por cable y compañía de internet, las que tienen poca cobertura.
En la punta del cerro hay una cancha en la que se aprecia la vista de Santiago y cuando juegas de noche puedes escuchar los autos que transitan por Lo Barnechea, abajo. Generalmente la cancha la ocupan los adultos para jugar a la pelota o alguna que otra vez se realizan actividades para los niños, mientras a su alrededor los vecinos estacionan sus vehículos.