Números v/s personas

Memorizamos números de identificación de familiares, contraseñas, fechas de hitos políticos y muertes, que sirven para ordenarnos el mundo y nuestras posiciones frente a la vida. Queremos permanentemente partir de cero como si el tiempo fuera algo rebobinable, como si ser parte de una civilización de más de 2000 años no nos bastara. Vivimos binariamente abrazados a nuestros dispositivos digitales que nos permiten acceder a toda la información que necesitamos agrupada en conjuntos de ceros y unos. Censamos permanentemente la realidad, midiendo candidatos y decisiones en encuestas, números de clics, incrementos de los precios de las verduras, caídas en los fondos de pensiones, días de vacaciones, costos del arriendo y líneas de metro que faltan en la ciudad. Los porcentajes valoran nuestro desempeño laboral y estamos sujetos permanentemente a ser mirados como un número, frío y cuantificable. Que todo en nuestras vidas cotidianas parece medible no es novedad. Lo nuevo (para un periodista o alguien más cercano a la letras) es estar dispuesto a hacer de los números parte de nuestro entendimiento social, y adoptarlos como un lenguaje más que aprender.

¿Nos podrán salvar los números de la posverdad? Se preguntaba Javier Sampedro científico y columnista del diario El País a propósito de su análisis sobre ciencia y verdad. En días en que las noticias falsas y el Fact-Checking se toman las redacciones periodísticas, peleando codo a codo dichos y cifras, quisimos indagar cuál era el papel que están jugando los datos 2.0 – interactivos, compartibles y visualizables – en las forma de abordar el reporteo. Hace unos años una gran base de datos como la investigación colaborativa mundial de los Panama Papers habría sido imposible de digerir y entender por la audiencia, quedando relegada a números y cifras en un Excel en la carpeta de investigación del reportaje, o en gráficos que sólo los especialistas podían entender.

Pero hoy el panorama ha cambiado. Nuevas tecnologías, equipos interdisciplinarios de diseñadores, programadores y periodistas en los principales diarios del mundo y la nueva obsesión por la DATA en los medios, en conjunto con una audiencia que busca vivir en sociedades cada vez más transparentes necesitada de datos y precisiones, nos hacen poner el dedo en el número, aquellos símbolos de cantidades y magnitudes que se toman nuestros textos.

¿Cómo entender y aplicar los datos a la investigación periodística? ¿Cómo se vinculan las matemáticas y las estadísticas con nuestra vida cotidiana? ¿Cómo se hace hoy el periodismo económico cuando la escala es global? ¿Cómo nos imaginamos el censo y las mediciones colectivas del futuro?