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Prueba de Transición: Así se preparan los secundarios en pandemia
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Prueba de Transición: Así se preparan los secundarios en pandemia

¿Cómo han sorteado su último año escolar? ¿Qué expectativas tienen después de los resultados? Hablamos con jóvenes de distintas ciudades del país para conocer cómo enfrentan este desafío. Muchos dicen no tener apoyo ni orientación de sus colegios.

Por Luna Angel, Fernanda González, Joaquín Lazo y Valentina Sánchez

17 de Agosto de 2020

Las protestas estudiantiles en las estaciones del Metro catalizaron la revuelta social del 18 de octubre del 2020. Después de este día, el toque de queda, las violaciones a los derechos humanos y una discusión política y social sobre el futuro del país, que terminó dejando fuera de foco a los estudiantes que comenzaron el movimiento: Hasta que llegó la PSU. Durante esos días, rompieron, rayaron y desparramaron facsímiles por los patios de establecimientos, e incluso se enfrentaron a golpes y gritos con apoderados. A pesar de las protestas, las pruebas, a excepción de Historia, fueron rendidas en gran medida en todo el país. Bajo este clima, la última PSU tuvo su despedida.

El 12 de marzo el Ministerio de Educación anunció la prueba que reemplazaría a la PSU para el 2022. Pero la aplicación sería gradual con una “Prueba de Transición”. Después de 16 años, el cambio estaba en marcha y llegó la pandemia. El 18 de marzo se decretó Estado de Catástrofe y las medidas sanitarias obligaron a cerrar los colegios. Faltos de información, con poca o nula orientación de sus establecimientos, hoy los secundarios de Cuarto Medio enfrentan la preparación para la Prueba de Transición 2021 en condiciones inequitativas.

Maximiliano, Sofía, Esteban, Cristóbal, Carla y Valentín son seis estudiantes de Cuarto Medio que se han acomodado a estudiar y socializar a través de la pantalla en distintas ciudades de Chile. Los meses que quedan son inciertos, y con la pandemia presente día a día, la única certeza que tienen es el deseo de llegar a la educación superior. Esta es su historia.

El difícil final del camino

Cada uno de estos secundarios tienen grandes diferencias, entre ellas su zona de residencia. Pero más que enumerar lo que los distancia, las semejanzas en su año escolar los acercan, sobretodo un elemento en común: cursan Cuarto Medio desde casa. Ninguno alcanzó a disfrutar su experiencia del último año, pues ésta quedó reducida a sus cuatros paredes y con interacción a través de plataformas digitales.

Con la llegada del Covid-19, la educación sufrió un vuelco caracterizado por una enseñanza remota. Los colegios se enfrentaron a un contexto que nunca habían vivido y ninguno estaba preparado para lo que sería el año escolar 2020. Los procesos de enseñanza tuvieron que reinventarse, y el envío de material académico por plataformas online ha sido el principal método.

La mayoría de los establecimientos utilizan plataformas en línea para continuar con el proceso educacional. Es aquí donde se presentan las primeras problemáticas. Dada la vaga experiencia, muchos alumnos quedan retrasados por la falta de costumbre y dificultad para usar estas herramientas; a la vez, los profesores se ven enfrentados a un nuevo sistema laboral, y a esto se suman las fallas en el funcionamiento de los sitios, donde muchos no son aptos para aparatos telefónicos lo que obliga a tener un computador.

Respecto a las metodologías de estudio, Valentín López (17) del Instituto Nacional en la Región Metropolitana afirma: “La respuesta ha sido puro mandar guías a través de una plataforma que tenemos, pero esta plataforma tuvo rechazo desde nosotros”, y sobre esta situación, agrega que “no llegan las notificaciones, los mensajes con los profes y las profes no se ven. La plataforma en sí es super ineficiente”. Maximiliano Jara (17), estudiante secundario del Liceo Santa María de Iquique inició su año escolar con dificultades, los profesores enviaban material a través de Facebook y las clases iniciaron a mediados de junio, las que se realizan durante la mañana y la tarde.

Al igual que Maximiliano y Valentín, Esteban Navarro (17) cursa su último año con las complejidades que conlleva el contexto. En el Liceo Bicentenario Zapallar de Curicó los estudiantes se paralizaron las últimas semanas de marzo por mejoras en la entrega educacional, dada la dificultad de comprensión del material académico desde casa. Tras la movilización, el colegio entregó equipos a los estudiantes que lo necesitaban y comenzó a realizar clases online, con ellas inició la preparación para la futura Prueba de Transición.

Para Esteban la entrega sigue siendo deficiente, excepto por algunas asignaturas que dan una enseñanza más completa. Aún así, desde su curso se organizan para conseguir material de preuniversitarios, ya que muchos de sus pares no están inscritos en uno de estos – y dado el contexto – la enseñanza del colegio no es lo suficientemente como antes. Las exigencias y presiones que sienten por el futuro son algo latente, y su experiencia de último año se convirtió en algo totalmente distinto a lo previsto. “Esto no es cuarto, tenía mentalizado cuarto como una experiencia bonita, donde podía tomar la decisión de que si necesitaba reforzar, reforzar (…) Nosotros tenemos varias actividades en el liceo y yo quería ser parte de todas ellas como todos los años, quería dejar mi marca, tenía hartas cosas en mente”, señala Esteban.

Por otro lado, en la Región de la Araucanía, Cristóbal Muñoz (18), quien estudia en el Liceo Bicentenario de Temuco, tiene una clase de cada asignatura por semana, y además, los terceros y cuartos medios tienen preparación electiva. Desde su comunidad estudiantil se han potenciado actividades para que el estudio y estadía en casa sean más amenas, pero las dificultades de aprendizaje continúan. “La problemática es no entender una materia que a uno le cueste, ya que no tienes al profe para preguntarle cada paso del ejercicio (…) o que nos demoremos el doble o el triple en pasar una materia; cuando nosotros estábamos en clases presenciales nos demorábamos una semana, ahora nos tardamos tres semanas en pasar lo mismo”, comenta.

Liceo Bicentenario de Iquique

Las dificultades y las brechas en la entrega educacional son algo que el contexto ha dejado en evidencia. En otras regiones las problemáticas con este nuevo proceso también han estado presentes. Para Carla Bravo (17), estudiante del Liceo Eduardo de la Barra en Valparaíso, las clases online no se imparten de manera general como en el liceo de Cristóbal, sino que son los propios alumnos quienes deben solicitar a los profesores, y organizar junto a ellos, la realización de estas instancias. “Nos mandan material por la página Liceo 1 virtual, mandan videos que algunos profesores graban y otros que ya están en YouTube. En las clases que organizamos los profes repasan la materia que no entendimos bien”, señala Sofía López (17) del Liceo 1 Javiera Carrera de Santiago.

A esto se suma la poca preparación de los docentes para hacer una clase por vías tecnológicas, por lo que han tenido que capacitarse para comprender el nuevo funcionamiento. Además, muchos no tienen elementos que puedan ser de mayor ayuda para explicar. Es por eso que estas clases quedan sujetas a la disponibilidad y accesibilidad que tenga el profesor. Carla Bravo comenta que en su liceo “hay profes que no pueden explicar bien por videollamada porque no tienen pizarra, o hay algunos profes muy abuelitos y no saben usar el sistema, entonces es complicado”.

Todas estas dificultades han llevado a que el estudio de este año sea complejo. “No se aprende con las guías que mandan, además de la desmotivación. Igual me tomo el tiempo y estudio de manera externa, a través de Internet. No estoy inscrito en un preu, pero me meto a Internet y veo videos en Youtube. Siento que eso me ha servido incluso más que las guías que me manda el colegio”, comenta Valentín Lopéz.

El aprendizaje se ha complejizado el doble, pues el estar en casa, convivir a diario en un solo ambiente y tener múltiples actividades en el hogar, enmarca el desarrollo académico en muchas distracciones que lo vuelven aún más difícil. La falta de proactividad impacta en la motivación de los estudiantes, las presiones propias del contexto inciden en su respuesta educacional y los temores por las implicancias que tenga el nuevo funcionamiento educacional en su futuro están presente a diario. “Ha sido un poco frustrante porque si nos va mal, nosotras vamos a tener solamente tres notas, o sea, dos en realidad y una autoevaluación. Entonces ahora sí o sí siento que si no me saco buenas notas va a bajar mucho mi NEM, y el ranking del colegio tampoco nos ayuda mucho a lograr entrar como a las universidades que queramos”, afirma Sofía López.

El año se ha ido forjando en la práctica y con respuestas educacionales que no eran las planificadas. A esto se suma la Prueba de Transición, que conlleva una nueva preparación en la que no todos cuentan con los medios disponibles, tanto de los colegios como individualmente, para prepararse correctamente. “El apoyo es poco y la exigencia es harta,  y también con el tema de la prueba PSU ya como que uno está sufriendo mucha ansiedad, tengo compañeros que están muy mal pensando en eso”,  comenta Esteban Navarro desde Curicó.

Liceo Bicentenario de Temuco

El “experimento”

“Somos como el experimento”, reflexiona Carla. Durante los 5 días que pudo asistir a su liceo, la Prueba de Transición fue el tema principal.

Cursar Cuarto Medio puede ser una de las experiencias más difíciles y caóticas dentro de los 12 años de escolaridad. Pensar a qué carreras postular, la preocupación por el NEM y el ranking y asistir a un preuniversitario, son algunos de los escollos que se deben sortear durante el año. Todo esto se complejizó aún más al cursar este último año desde la casa.

Para Valentín, Sofía, Maximiliano, Carla, Esteban y Cristóbal, esta nueva situación ha sido difícil de sobrellevar. Algunos de ellos comentan que ya no les sirve que desde sus colegios solo les envíen guías de materia, sino que es importante comenzar a centrarse en lo que es la Prueba de Transición, y de qué manera abordar la ejercitación de los contenidos durante la pandemia.

Lo más cerca que Valentín ha estado de esta prueba son los ensayos de matemáticas que se suben a la plataforma del colegio. Pero el acceso es el problema, ya que solo están disponibles en un horario determinado, por lo que si un estudiante quiere hacerlo en otra momento, no lo puede realizar.

Si bien la mayoría de los institutanos cuenta con Internet para aclarar dudas acerca de la PTU, Valentín siente que desde su colegio ha sido muy poca la información que se les ha entregado. A pesar de eso, dará la prueba en enero del próximo año, esperando entrar a la carrera de Psicología, ya que siempre le ha gustado el área humanista. 

Como coordinador de Cuartos Medios, Valentín conoce la percepción de su generación respecto a la prueba. Algunos decían que querían repetir el año, otros querían pasar nomás y enfocarse en la prueba. Esas eran las dos principales posturas. O repetir o pasar a toda costa”. sentenció.

Lo mismo ocurre con Maximiliano en Iquique, desde su colegio solo les envían guías para que las desarrollen en sus hogares, las cuales cree no le sirven mucho. Y por eso siente que su liceo ha descuidado mucho a los alumnos. El joven estudiante tiene deseos de estudiar Psicología en la Universidad de Tarapacá y, a pesar de no contar con el apoyo de su colegio, siente que dará una buena Prueba de Transición porque ha estudiado mucho por su cuenta.

En Valparaíso, para Carla Bravo la situación respecto a la PTU ha sido compleja. Desde su colegio la información entregada ha sido incierta, al punto que ni siquiera los profesores saben qué contenidos se evaluarán este año, razón por la cual han seguido con la misma preparación que se hacía para la PSU. “En una reunión con UTP para aclararnos dudas, pregunté sobre propedéuticos y preuniversitarios que nos podían servir. Pidieron nuestros correos para enviarnos la información, pero la terminaron mandando fuera de fecha para postular. Me dijeron que habían extendido el plazo por otra semana y que postulara. Postulé y no pasó nada”, comenta Carla. Frente a esta situación, la rabia se hizo presente, y junto con ella las crisis de ansiedad al no saber qué pasaría con las clases en el colegio y la preparación que debía comenzar pronto para rendir una buena prueba.

Por el otro lado del camino está Sofía López, quien a principio de año decidió entrar a un preuniversitario a causa del gran déficit de materia existente en su colegio el Liceo 1 Javiera Carrera de Santiago. Y, además, con el comienzo de la pandemia, y al enterarse que no tendría más clases presenciales, optó por entrar a otros dos preuniversitarios que son gratuitos. 

Para ella, el estrés y la frustración por dar una buena Prueba de Transición están presentes a diario, ya que menciona no puede tomarse un año sabático para estudiar con más tranquilidad debido a todo el gasto que eso conlleva. Al igual que Carla, su colegio ha tenido una injerencia casi nula respecto a la entrega de información de la prueba, por lo que las alumnas se orientan por su cuenta. A pesar de eso, Sofía cuenta que se siente privilegiada al tener una familia que la apoya y un espacio donde puede estudiar tranquila.

Cristóbal Muñoz cuenta que sus profesores les envían los ensayos de la Prueba de Transición que publica el Demre, los que luego son comentados en las clases para ir resolviendo las preguntas que les puedan haber quedado, “así vamos reforzando y aclarando las dudas que podamos tener para la prueba, para tener la menor cantidad de errores”. De todas maneras, siente que el no contar con el apoyo de sus profesores como cuando estaba en clases, ha aumentado la dificultad para poder prepararse bien para la Prueba de Transición.

La frustración por no poder realizar las actividades características de Cuarto Medio, como una gira de estudios o finalizar una larga etapa en el colegio, hicieron que la desmotivación fuera parte de la cotidianidad de Cristóbal, “pero al final dije ya, tengo que hacer lo mejor que pueda, total, esto es para mi futuro y si no se da de la manera que yo quiero, mala suerte no más, pero hay que seguir adelante como se pueda”, comenta el estudiante, que en un futuro, le gustaría entrar a Ingeniería Civil Mecánica.

Sobre la PTU, Cristóbal confiesa que se encuentra bastante seguro sobre sus capacidades en comparación a sus compañeros, quienes sienten el temor de no tener clases y no estar estudiando y la presión de dar una buena prueba. “Respecto a la Prueba de Transición, yo creo que la van a hacer online, así que vamos a tener que darla y bueno, ojalá que demos lo mejor que podamos y que nos preparemos a medida que vayamos teniendo los recursos para poder entender las nuevas materias que nos van pasando y todas esas cosas”.

Por el contrario, Esteban Navarro de Curicó comenta que muchos de sus compañeros han comenzado a tener problemas de ansiedad al no saber qué van a hacer en un futuro y cómo les irá en la Prueba de Transición, además de tener miedo al fracaso “ya que ni siquiera tienen un apoyo ahí al lado, ni siquiera podemos estar nosotros apoyándonos porque con el tema del distanciamiento y los trabajos no nos queda tiempo para pensar en el otro”.

El estudiante comenta que la ayuda que su colegio le entrega no es suficiente, y como algunos compañeros no tuvieron la oportunidad de entrar a un preuniversitario o tienen falencias en la entrega de contenidos, llegarán en una mala posición a dar la PTU. Por esa razón, dice que “este ha sido un semestre fatal, y el próximo no sé si voy a tener semestre, no sé qué pueda pasar y nadie tiene la idea clara”. 

Dudas, estrés y ansiedad forman parte del itinerario diario de estos seis secundarios que cursan Cuarto Medio donde la pandemia trajo consigo un montón de cambios. Hoy, en su último semestre escolar, esta nueva prueba trae otros desafíos que los estudiantes deberán sobrellevar para así poder ingresar a la educación superior.

Foto:  Mark Fletcher-Brown de Unsplash
Este trabajo fue parte del proyecto sobre educación en pandemia desarrollado por los estudiantes durante el curso Digital 1, dirigido por la profesora Carolina Zúñiga el primer semestre 2020.