El difícil camino de los cuartos medios en los liceos emblemáticos

Desde las 7 de la mañana, Tiare Bugueño (18) comienza su rutina de estudios para preparar la Prueba de Transición Universitaria (PTU) que se rendirá los próximos 4 y 5 de enero de 2021. También, debe dividir el tiempo para cumplir con los trabajos y guías que le exigen desde su colegio, el Liceo N°1 de Niñas Javiera Carrera de Santiago, en el que actualmente cursa Cuarto Medio.

Desde el 10 de marzo que Tiare, al igual que las más de 3 mil alumnas que tiene el establecimiento, no tienen clases presenciales debido a la pandemia por coronavirus que azota al país desde el 3 de marzo del presente año. A diferencia de otros establecimientos, las alumnas del Liceo 1, no han tenido clases formales a través de plataformas virtuales, por falta de recursos.

La joven de 18 años, que vive en la comuna de Recoleta, explica que quiere entrar a la Universidad de Chile y estudiar Medicina, por eso, asiste a tres preuniversitarios distintos para intentar asegurar su ingreso. Uno, es el Preuniversitario Pedro de Valdivia -que tiene los mejores resultados del país en la Prueba de Selección Universitaria (PSU)- en el que obtuvo una beca del 100% por su buen rendimiento académico en el liceo. También, se inscribió en Good Future y Mauro Quintana, dos centros de estudio que imparten clases de manera totalmente gratuita.

El pasado proceso de admisión 2020 se vio interrumpido, dado que la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) y la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (CONES) hicieron un llamado a boicotear la PSU debido a que la consideraban un proceso de selección que profundiza y perpetúa la segregación del sistema escolar.

Así, tras diversos incidentes que llevaron a una tercera aplicación de la prueba a los alumnos inscritos, el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (DEMRE) en conjunto con el Consejo de Rectores de Universidades Chilenas (CRUCH) determinaron el fin de la PSU y anunciaron un nuevo sistema de admisión, con cambios curriculares en su aplicación: la PTU, la cual tendrá 65 preguntas, a diferencia de las 80 que contemplaba la prueba anterior.

De esta manera, Tiare y los miles de estudiantes que cursaban tercero medio en 2019, serán ahora la primera generación en enfrentarse a un nuevo modelo de medición. Además, las expectativas en los alumnos que asisten a los colegios emblemáticos de Santiago es alta, dado que año a año obtienen muy buenos resultados en el examen estandarizado.

PTU: Estrés y desigualdad

Francisco Orellana (17) es alumno de cuarto medio del Instituto Nacional. Este establecimiento -que cumplió 207 años de historia el pasado 10 de agosto- ha destacado por décadas por su excelencia académica: en la última PSU fueron 8 los estudiantes que obtuvieron puntaje nacional de los 109 en todo el país.

Francisco vive en la comuna de Pudahuel y, al igual que Tiare, quiere estudiar en la Universidad de Chile pero entrar a la carrera de Ingeniería Comercial. Cree que este año será distinto por la brecha digital. “En esta prueba, aparte del cambio curricular que sufrió, se va a notar mucho los estratos sociales, por decirlo así, por la gente que sí pudo, por ejemplo, pagar un preuniversitario versus la gente que ni siquiera pudo tener clases, por no tener Internet en la casa”, explica el Institutano, y agrega que “es un estrés de todos los días pensar en eso, sobre todo ahora que empieza la cuenta regresiva”.

Debido a la contingencia sanitaria que vive el país, su familia tuvo que priorizar pagar cosas de primera necesidad y dejar la educación en segundo plano, por lo que Francisco no asiste a ningún preuniversitario pagado. Así, entre la incertidumbre y las evaluaciones formativas que le exige su colegio, se prepara viendo videos en Youtube, asistiendo a clases gratuitas que algunos profesores imparten por redes sociales y haciendo ensayos PTU que ofrecen algunas casas de estudio.

Esta dificultad respecto a la nueva medición de acceso a la universidad no solo se presenta como un desafío para los estudiantes. Los profesores, sobre todos los que están ajenos a la tecnología, o bien que no tienen los recursos para conectarse con sus alumnos, también han tenido que hacer un gran esfuerzo.

Francisco Orellana cuenta que muchos de los profesores de su colegio son personas mayores, por lo tanto, les pidieron formalmente a los alumnos no hacer clases de forma telemática. “Obviamente nosotros accedimos porque sabemos que el esfuerzo es grande”, manifestó el estudiante de último año.

Regular las expectativas

Paola Lizama, profesora de Química en el Liceo 1, explica que las alumnas tienen vacíos importantes en el ramo producto de las manifestaciones que año a año surgen en el establecimiento. “Las niñas de Cuarto recién están terminando de ver materia que corresponde a Segundo Medio”, comenta la docente.

Ahora, producto de la pandemia, las alumnas solo tienen la opción de llenar estos lapsos de contenidos con guías, y quienes no tienen acceso a un computador o internet, tienen que ir hasta el colegio ubicado en el centro de Santiago a buscar el material. El problema, explica la académica, es que “muchas de las niñas vienen de comunas periféricas como San Bernardo, Puente Alto, Maipú, etcétera, entonces el desplazamiento es complejo y también se arriesgan a sí mismas y a sus familias a contraer el virus”.

Pero los docentes del Liceo 1 también están preocupados por la PTU, sobre todo quienes hacen ramos electivos. “En matemáticas y lenguaje los contenidos están en su mayoría pasados”, explicó Paola Lizama y agregó, con un dejo de tristeza, que en el proceso de admisión 2021 a diferencia de otros años “por primera vez en mi carrera como docente, que no tengo expectativas en el rendimiento de mis alumnas”, concluye.

Fotos: Antoine Dautry on Unsplash/ Rubén Rodriguez on Unsplash / Feliphe Schiarolli on Unsplash