Un fenómeno que podría traer más resultados como la inclusión de un próximo galardón a la mejor directora en los premios Oscar, certamen que solo ha nominado a cinco mujeres realizadoras, entre las cuales están la italiana Lina Wertmüller (1976), Jane Campion (1993), Sofia Coppola (2004), Kathryn Bigelow (2009) y Greta Gerwig (2018). Y de ellas, sólo una ganó el premio en 90 años de historia del reconocimiento más relevante del séptimo arte.
Recursos para el terror, no todo es defendible
En el cine de terror también se representan situaciones morbosas con personajes femeninos involucrados, como aquellas vampiresas lesbianas en la película Lesbian Vampire Killers. “Para mí el lesbianismo, porque soy lesbiana, no debería ser un tema para nadie, pero lamentablemente lo es. Por eso que hay que tener cuidado en cómo narrarlo en tus historias, hay que tratar de darle un punto de vista propio desde la naturalidad”, sostiene la directora de Error 113 (2018), Andrea Ozuljevich.
Es cierto que en Chile el lesbianismo en el cine de género no es común, pero en general lo es cuando más largometrajes se han abierto a incluir la diversidad sexual. En ese sentido se percibe una especial representación que constituye una connotación social negativa de la homosexualidad. Desde esa perspectiva, “el lesbianismo es como un doble objeto sexual y se presta para el placer masculino que hay que eliminar del inconsciente colectivo porque el lesbianismo no está hecho para los hombres y hay que darle el respeto que se merece”, sentencia Andrea Ozuljevich, creadora de filmes de ciencia ficción.
Por otro lado, está el desarrollo gráfico de temáticas como la violencia sexual que en la película chilena Trauma del director Lucio A. Rojas (2017) se abordó desde la pedofilia hasta situaciones más extremas de violencia. “Personalmente, cuando yo leí el guión, tuve dudas de si querer o no hacer los efectos especiales de esa película porque necesitábamos un bebé y, finalmente, para que no fuera tan crudo, hicimos unas manos de guagüita para mostrar que ahí había un abuso”, relata la maquilladora de efectos especiales, Isabella Marchesse.
Ella también comenta que el principal motivo por el que se integran estas problemáticas “es para crear conciencia en la audiencia sobre el abuso sexual infantil”. No obstante, para Marchesse no es completamente defendible el uso del abuso sexual como un recurso para el cine de terror: “creo que si no tiene una historia de trasfondo no se tiene ninguna justificación utilizarlo”.
A un año del levantamiento #MeToo
La también cofundadora de la productora DayDreamers Chile, Andrea Ozuljevich, percibe que es un momento “en que nos estamos apañando entre todas las mujeres porque, en el fondo, todas hemos vivido situaciones desagradables de acoso y maltrato de género”.
La directora ha contado en diversas entrevistas algunas situaciones machistas que ha vivido, como cuando un productor de televisión le aconsejó que “un secreto que te llevará al éxito es que mientras más sudoroso sea el beso que le des cerca de la oreja a un hombre, mejor te irá”. En consideración a este y otros relatos violentos, ella asegura que “con esta denuncia colectiva que estamos haciendo se armó una sororidad con el objetivo de defendernos y apoyarnos entre nosotras, que nos ha dado la fuerza para crecer en esta industria”.
Catalina Arenas es estudiante de Periodismo UDP y colabora en Mujeres en el Medio. Este artículo fue publicado originalmente en este sitio web.