La investigación como clave
Muchos suelen confundir la infografía con una imagen ilustrativa. Sin embargo, la ilustración es uno de los tantos recursos que estos diseños explicativos pueden usar para cumplir su objetivo. Un proceso de pre investigación, reporteo y trabajo con diversas fuentes para establecer un diseño dinámico que comunique, lo cual se ha convertido en un desafío para Juan Pablo Bravo.
¿Cuándo comenzó tu gusto por la infografía?
– Al principio cuando uno recién escucha un poco de la palabra infografía, uno tiende a pensar que es algo mucho más ilustrativo o mucho más gráfico. Pero cuando uno entra en el área se da cuenta que en realidad hay que ser súper preciso, súper acucioso, súper cuidadoso con la información que uno presenta. Entonces que se llame “Diseñador Periodístico” tiene que ver con eso. Por eso, los últimos cursos que yo he tomado han sido más ligados al periodismo, en la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), como “Storytelling para periodistas”, porque eso es lo que uno busca. Más que cómo mostrarlo entretenido, lo que uno se plantea es cómo hacerlo de la mejor forma, teniendo como objetivo que se entienda bien, que se logre comprender el mensaje. Ese es nuestro desafío como infografistas: yo tengo una información, trabajo esa información y, luego, es cómo yo logro que el lector comprenda esa información. No solo leerla, sino que la entienda y la asimile.
¿Cuál es el valor de una infografía?
– Es reconocer el aporte que al día de hoy tienen los distintos recursos. Tú puedes contar una historia a través de un texto, pero sí se puede construir una mejor experiencia de lectura, sí se puede enriquecer la información utilizando de manera simple elementos que aporten a ello, como la fotografía o un gráfico. Es muy distinto que yo te hable a ti en un párrafo con solo letras y números sobre la variación del precio de tal indicador de los últimos seis meses, que va a ser algo súper enredado. Entonces, uno aporta diciendo “no, acá debe ir un gráfico”, lo que va a permitir que el lector entienda lo que nosotros le queríamos decir. Muchas veces uno ve medios donde se informa una noticia, pero solo con el propósito de informar, no de comunicar. Yo hago una diferencia ahí, es decir, para mí es súper distinto el informar del comunicar. Por ejemplo, informar es el mero hecho de dar a conocer algo noticioso, pero el comunicar es hacerte cargo de que el lector realmente entienda lo que tú le estás contando. Entonces, si yo quiero que entienda que una cifra es la mitad, es distinto decirlo que mostrarlo. Hay una responsabilidad comunicacional de por medio y por eso uno, al día de hoy, uno tiene distintas formas de entregar una información. Todos tenemos un gran abanico de posibilidades de cómo contar una noticia.
¿Qué has aprendido en tus 15 años de experiencia?
– Mis años en El Mercurio los separo en tres etapas. La primera es del trabajo diario, de contingencia, que fue al inicio, donde hacíamos muchas infografías de accidentes, por ejemplo. Había que hacer mucha gráfica y muy rápido, había que tomar decisiones inmediatas, sacarlo en dos o tres horas, todo para el mismo día. La segunda la defino de investigación, porque a partir del espacio que nos podían dar distintos editores se empezó a abrir la oportunidad de que las infografías las hiciéramos totalmente nosotros. Trabajábamos en conjunto con periodistas, y se nos dio la posibilidad de investigar. Entonces uno proponía el tema, conversábamos con el editor, luego hacíamos la recolección de datos, y finalmente la propuesta de cómo se iba a visualizar. La tercera etapa la defino como de experimentación. Me pregunté “¿cómo uno puede trabajar o desarrollar de mejor manera y potenciar la experiencia de lectura?”. Que no solo sea una lectura de un gráfico estático e impreso, sino cómo puedo potenciar eso, cómo puedo hacer que un lector quiera volver a leerlo.