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Juan Pablo Bravo y los desafíos de la infografía en los medios nacionales
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Juan Pablo Bravo y los desafíos de la infografía en los medios nacionales

Conversamos con el premiado diseñador periodístico del diario El Mercurio sobre el presente y futuro del periodismo visual.

Por Cristián Roa

21 de Agosto de 2020

Uno de los hábitos que marcó la juventud de Juan Pablo Bravo, diseñador periodístico e infografista de El Mercurio, era entretenerse con las gráficas explicativas que se incluían junto al texto del diario: Me llamaba la atención dentro de todo el contenido de texto y fotografías, estas gráficas que nos mostraban información sobre distintos temas”, recuerda quien actualmente es una de las mentes que construye las premiadas infografías del periódico nacional.

Con 15 años de experiencia en este rubro, el camino para reencontrarse con aquello que tanto apreció en sus años en Quilpué, comenzó y se mantiene en El Mercurio. “En la universidad, al momento de decidir dónde hacer mi práctica profesional, conversé con un profesor preguntándole qué tipo de diseño podía tener yo o cuál era mi proyección”, recapitula el infografista. “Él vio que mis trabajos tendían hacia un desarrollo más esquemático, resolvía la diagramación de una forma explicativa, tendía explicar las cosas visualmente”, señala. Con eso en mente postuló a El Mercurio en 2005, y tras su práctica profesional continuó colaborando con el diario, hasta conseguir el cargo que hoy le hace mucho sentido.

“A mi me gusta el nombre del cargo que uno utiliza en El Mercurio, “Diseñador Periodístico”. Porque entiende muy bien que el trabajo que nosotros realizamos en prensa, debe combinar estas dos grandes áreas que son el Diseño y el Periodismo”, reflexiona Bravo.

A lo largo de su carrera, ha recibido el premio Malofiej en 2007, 2018 y 2019 (conocido como el “Pulitzer” de las infografías), el ÑH de la Society for News Design en 2017, 2018 y 2019 (premio que otorga la fundación internacional en apoyo a los trabajos periodísticos visuales) y el premio de Excelencia Periodística de la Sociedad Interamericana de Prensa en 2011, 2017 y 2019, entre sus reconocimientos más destacados.

Primera infografía de una serie de análisis pictóricos sobre distintas obras de arte (Botticelli, Hopper, David, Da Vinci, Bruegel). Trabajo de investigación y publicación multiplataforma que combina un soporte impreso (y plegable) junto a uno digital (responsivo). Esta serie ha recibido distintos premios de infografía, como los Malofiej, ÑH de la Society for News Design y recibió el premio de Excelencia Periodística de la Sociedad Interamericana de Prensa 2019.

La investigación como clave

Muchos suelen confundir la infografía con una imagen ilustrativa. Sin embargo, la ilustración es uno de los tantos recursos que estos diseños explicativos pueden usar para cumplir su objetivo. Un proceso de pre investigación, reporteo y trabajo con diversas fuentes para establecer un diseño dinámico que comunique, lo cual se ha convertido en un desafío para Juan Pablo Bravo.

 

¿Cuándo comenzó tu gusto por la infografía?

– Al principio cuando uno recién escucha un poco de la palabra infografía, uno tiende a pensar que es algo mucho más ilustrativo o mucho más gráfico. Pero cuando uno entra en el área se da cuenta que en realidad hay que ser súper preciso, súper acucioso, súper cuidadoso con la información que uno presenta. Entonces que se llame “Diseñador Periodístico” tiene que ver con eso. Por eso, los últimos cursos que yo he tomado han sido más ligados al periodismo, en la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), como “Storytelling para periodistas”, porque eso es lo que uno busca. Más que cómo mostrarlo entretenido, lo que uno se plantea es cómo hacerlo de la mejor forma, teniendo como objetivo que se entienda bien, que se logre comprender el mensaje. Ese es nuestro desafío como infografistas: yo tengo una información, trabajo esa información y, luego, es cómo yo logro que el lector comprenda esa información. No solo leerla, sino que la entienda y la asimile.

 

¿Cuál es el valor de una infografía? 

Es reconocer el aporte que al día de hoy tienen los distintos recursos. Tú puedes contar una historia a través de un texto, pero sí se puede construir una mejor experiencia de lectura, sí se puede enriquecer la información utilizando de manera simple elementos que aporten a ello, como la fotografía o un gráfico. Es muy distinto que yo te hable a ti en un párrafo con solo letras y números sobre la variación del precio de tal indicador de los últimos seis meses, que va a ser algo súper enredado. Entonces, uno aporta diciendo “no, acá debe ir un gráfico”, lo que va a permitir que el lector entienda lo que nosotros le queríamos decir. Muchas veces uno ve medios donde se informa una noticia, pero solo con el propósito de informar, no de comunicar. Yo hago una diferencia ahí, es decir, para mí es súper distinto el informar del comunicar. Por ejemplo, informar es el mero hecho de dar a conocer algo noticioso, pero el comunicar es hacerte cargo de que el lector realmente entienda lo que tú le estás contando. Entonces, si yo quiero que entienda que una cifra es la mitad, es distinto decirlo que mostrarlo. Hay una responsabilidad comunicacional de por medio y por eso uno, al día de hoy, uno tiene distintas formas de entregar una información. Todos tenemos un gran abanico de posibilidades de cómo contar una noticia.

 

¿Qué has aprendido en tus 15 años de experiencia?

Mis años en El Mercurio los separo en tres etapas. La primera es del trabajo diario, de contingencia, que fue al inicio, donde hacíamos muchas infografías de accidentes, por ejemplo. Había que hacer mucha gráfica y muy rápido, había que tomar decisiones inmediatas, sacarlo en dos o tres horas, todo para el mismo día. La segunda la defino de investigación, porque a partir del espacio que nos podían dar distintos editores se empezó a abrir la oportunidad de que las infografías las hiciéramos totalmente nosotros. Trabajábamos en conjunto con periodistas, y se nos dio la posibilidad de investigar. Entonces uno proponía el tema, conversábamos con el editor, luego hacíamos la recolección de datos, y finalmente la propuesta de cómo se iba a visualizar. La tercera etapa la defino como de experimentación. Me pregunté “¿cómo uno puede trabajar o desarrollar de mejor manera y potenciar la experiencia de lectura?”. Que no solo sea una lectura de un gráfico estático e impreso, sino cómo puedo potenciar eso, cómo puedo hacer que un lector quiera volver a leerlo.

Trabajo de investigación y visualización de datos sobre los 57 años del festival.

Una infografía que deje una marca…

– Claro. Por eso te digo que fue de experimentación, porque se trata de probar con otras cosas, como los análisis de pinturas como La Noche Estrellada de Van Gogh, La Primavera de Botticelli, que son un contenido y una propuesta distinta de entregar esa información que era impresa, (y hacerlo) como algo plegable, como para jugar un poco, que sea más dinámico y que tenga una relación con algo digital. No para repetir, sino para potenciar, o complementar la información que entregaste en el papel. En el 2016 desarrollé un sitio en El Mercurio, que se llama infografías.elmercurio.com y ese proyecto está orientado a eso, a presentar una infografía grande, investigada y preparada, impresa y que luego, con un código QR, puedas acceder a la versión digital. Entonces ahí va el juego de experimentar con potenciar al final la experiencia del lector.

 

¿Entonces el proceso para una infografía de este tipo es muy similar a la de un artículo periodístico?

Sí, tal cual. Por ejemplo en la infografía de Van Gogh, mi propuesta cuando hablé con el editor de Vida Actual (sección de El Mercurio) era hacer un análisis a una pintura desde un punto de vista científico, cromático, histórico, artístico, su diagramación, su historia. Lo interesante es que había que desarrollar una metodología de investigación que fuera útil para este análisis que quería hacer, entonces ahí, no era tomar una metodología de investigación como las de otros temas. Como esto era mucho más técnico, lo que hice fue generar una metodología de investigación de obtención de datos y validarla con historiadores de arte. Hablé con un par de expertos y les dije “yo voy a hacer este cálculo para sacar ciertas cifras y porcentajes” y ellos me validaron la metodología y que la podía aplicar. ¿Qué metodología era? Yo quería que la infografía de Van Gogh fuera capaz de decir que el 15% son retratos, o que el 46,2% de sus obras son paisajes. Para hacer eso tuve que tomar las cerca de 900 obras del pintor, las bajé, las catalogué, las imprimí en chiquitito y armé un Excel gigante, en las que observé cada una de esas pinturas, catalogando y  ordenando esa información en base a lo que se podía observar de la pintura. Por ejemplo, si una pintura tenía personas, entonces en el Excel anotaba que esta pintura, de tal año, tenía personas. Así con cada una. Y con eso desarrollé una metodología de investigación que me permitía a mí, tener una base de datos estadísticas, cuantitativa, que luego me permitía graficar y contar un contenido un poco más exclusivo.

Infografía publicada para la segunda vuelta de presidencial del año 2017. Trabajo de investigación e infografía publicado en Reportajes de El Mercurio. Este trabajo recibió medalla de plata en los premios Malofiej de la Society for News Design.

Por una “comunicación clara”

¿Cuáles son los desafíos principales dentro de tu experiencia como infografista?

– Yo creo que un desafío que uno puede enfrentar está dentro de uno mismo. La primera batalla es entender lo que vas a explicar posteriormente. Yo no puedo hacer una infografía en donde voy a explicar un tema si yo no lo entiendo. Un primer desafío a resolver entonces es entender y eso también cuesta, ya que va a requerir horas de investigación, o que alguien me explique, hablar con expertos, hablar con las fuentes, ese es el paso inicial. El segundo desafío se presenta cuando uno se plantea la pregunta ¿a quién está dirigido esto? ¿A quién tenemos en mente cuando vamos a diseñar y vamos a agendar esta infografía? Si apunta a niños el lenguaje va a ser distinto, o si va a ser un tema científico, el lenguaje también va a cambiar.

 

¿Cuál es tu apreciación del panorama de las infografías en los medios nacionales? ¿Han ido en aumento, han bajado su presencia?

– Yo creo que ha sido de altos y bajos. Hay un concepto que me gusta y se está usando harto que se define como “comunicación clara”. Esto se puede lograr uniendo o integrando al texto la fotografía o las gráficas. Falta ser más didáctico en explicar ciertas cosas. Por ejemplo, las últimas aplicaciones de los noticieros, que trabajan con realidad aumentada y que nos explican, eso es un buen recurso. Están comunicando algo y de la forma más didáctica y dinámica. Donde el presentador camina alrededor de la gráfica y nos dice que “esto que es de este alto tiene que ver con esto que es más bajo”, entonces esa integración, esas ganas de que el lector entienda realmente algo, es súper importante. En los medios me gustaría poder ver más ejemplos de este tipo, más didácticos.

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