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Ministra Aisén Etcheverry: “Nuestro país tiene una necesidad clara de talento”
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Ministra Aisén Etcheverry: “Nuestro país tiene una necesidad clara de talento”

En entrevista con V240, previa a que asumiera como vocera subrogante, la ministra Etcheverry calificó su nuevo rol como “un desafío significativo”. Además, dijo que la reacción del gobierno frente al caso Monsalve “se pudo haber hecho mejor, pero se hizo rápido” y destacó la necesidad de acercar la ciencia a la ciudadanía. También advirtió que el país tiene un déficit de profesionales con doctorados en sectores como la educación, la industria y el Estado. Y respecto a la IA, señaló que sus riesgos pueden ser “infinitos” sin una dirección adecuada.

Por Valeria Castellanos H. | Fotos: Jesús Martínez 

31 de Enero de 2025

-¿Cómo ha sido la transición de desempeñar un rol ministerial con un perfil bajo a ocupar el que tiene la mayor visibilidad pública?

-Es un desafío significativo, pero también una gran oportunidad para contribuir de una manera distinta al Gobierno y al país. Mi labor como ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, que indudablemente (en comparación) con la vocería de Gobierno tiene una menor exposición, es de gran relevancia, porque son políticas públicas a largo plazo, como la primera Política Nacional de Inteligencia Artificial. Siempre he creído que la ciencia es un pilar fundamental en la construcción de una sociedad más justa, y eso es lo que guía mi trabajo en ese ministerio. Ahora, como vocera, asumí un rol de comunicar los avances e iniciativas de todo el Gobierno, una herramienta para acercar y que las personas conozcan el trabajo, rendir cuentas y transmitir a la ciudadanía, de forma clara y transparente, las decisiones del Gobierno. Estoy convencida de que la comunicación es clave para fortalecer la confianza en las instituciones.

La ministra Aisén Etcheverry (44 años) recibió a V240 pocos días antes de que el Presidente Gabriel Boric la anunciara públicamente como ministra Secretaria General de Gobierno subrogante, en reemplazo de Camila Vallejo, quien dejó el cargo provisoriamente para hacer uso de su periodo prenatal.

Entonces aún ocupaba su oficina del Ministerio de Ciencia, en calle Morandé, que tiene una amplia vista hacia el frontis del Palacio de La Moneda. Ya cumplió poco más de un mes como vocera, lapso en el cual le ha tocado reaccionar frente al recrudecimiento de la delincuencia, responder dudas en torno al Plan Calles sin Violencia, meterse en la discusión por la reforma de pensiones, enfrentar críticas por el balance anual del Gobierno, dar antecedentes del plan de emergencia habitacional, opinar del protocolo de expulsión de migrantes y hasta enfrentar una crisis: la fallida compra de la casa del expresidente Salvador Allende. Pero cada vez que puede, deja entrever que el Ministerio de Ciencia “es el lugar que ocupa mi corazón”.

Etcheverry es abogada, egresada de la Universidad de Chile, y posee un Magíster de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Francisco. Durante el gobierno de Michelle  Bachelet fue directora ejecutiva de CORFO y en 2019, con  el expresidente Sebastián Piñera, asumió como directora nacional de la actual Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo.

Su escritorio está cubierto de papeles, carpetas y libros, como Guardianes del Huasco, que se mezclan con pequeños adornos y figuras. En la pared trasera, un estante alberga una colección de libros sobre naturaleza, ciencia y temáticas ambientales, junto a diversas postales de mariposas y aves, además de un peluche de Fiu, la mascota de los Panamericanos de Santiago 2023. Sobre la mesa de reuniones destacan unos delicados tejidos que, según explica, su madre confeccionó y ahora utiliza como obsequios.

Como mujer en el gabinete del Presidente Boric, ¿cuál es su opinión respecto al caso Monsalve, en términos políticos? 

-Ha sido indudablemente difícil. Se pudo haber hecho mejor, pero se hizo rápido, oportuno y con el resultado que se requería, y de manera transparente, como lo dijo la ministra Vallejo. Eso es con lo que uno se tiene que quedar, hay un aprendizaje ahí también, pero es una reacción que fue rápida, transparente y basada en los principios con los que hemos trabajado como Gobierno.

 

"Yo tengo una larga trayectoria en el servicio público, por lo tanto, conozco el Estado, sé cuáles son las puertas que hay que tocar, sé donde están las oportunidades y entiendo el engranaje interno de la máquina", dice la ministra Etcheverry.

“EL MINISTERIO ES UNA ESPECIE DE PULPO”

-Usted proviene de un área distinta al mundo científico. ¿Enfrentó prejuicios por este motivo cuando asumió en el Ministerio de Ciencias? 

-Siempre va a ocurrir que el sector querrá a un representante de su ámbito, como ocurre en Salud. El hecho de que yo no provenga de ese ámbito requiere un esfuerzo mayor para establecer ese vínculo con la comunidad científica (…) para acercarla a la ciudadanía y conectarla con las políticas públicas. Entender eso es parte del proceso de madurez y ha sido parte del desafío de esta gestión. El ministerio es como una especie de pulpo, tiene que tener patitas en todos lados, porque si queremos avanzar en el desarrollo del país, debe ser de la mano del trabajo que gestiona este ministerio y toda la comunidad científica, que produce ese conocimiento.

-Usted fue la tercera persona en asumir el cargo en Ciencias durante el gobierno del Presidente Boric. ¿Por qué ha sido tan difícil darle estabilidad a la cartera?

-Creo que es un proceso natural, ya que se trataba de un ministerio en plena etapa de construcción. Hoy estamos mucho más consolidados, pero instalar una nueva institucionalidad nunca es sencillo. Yo tengo una larga trayectoria en el servicio público, por lo tanto, conozco el Estado, sé cuáles son las puertas que hay que tocar, sé donde están las oportunidades y entiendo el engranaje interno de la máquina. Parte de mi desafío ha sido, precisamente, integrar al ministerio dentro de ese engranaje.

“El resultado es que hoy somos parte de muchas políticas centrales para el Gobierno, y hemos logrado canalizar el conocimiento científico para apoyar esas iniciativas. La dificultad radica, en gran medida, en definir el rol específico de un ministerio que estaba en el proceso de encontrar su identidad. En este Gobierno, el Presidente Boric tuvo muy claro, desde el principio, que la ciencia y la tecnología son caminos hacia el desarrollo. Entonces, la tarea era responder cómo hacemos que eso suceda, cómo conectamos la ciencia con las políticas públicas”.

-Aún así, persiste la percepción de que el ministerio es uno de los menos conocidos.

-Es el ministerio número 24, va a cumplir seis años de vida, recién. Yo siempre digo que las guaguas en el Estado se demoran hartos meses de gestación, sino años en nacer…

 

"Nuestra industria todavía está al debe en la incorporación de profesionales con grado de doctor. Esto se extiende también al sector público".

DE LA IA AL LITIO

-A propósito de las Becas Chile, algunos científicos han cuestionado la obligatoriedad de retornar al país, argumentando que, desde centros de investigación en el extranjero, podrían contribuir de mejor manera debido a las limitaciones laborales y económicas que enfrentan aquí. Desde su perspectiva, ¿cree que Chile enfrenta un problema de “fuga de cerebros”?  

-En Chile estamos logrando retener un número de profesionales similar al que estamos formando, lo cual es una buena noticia. Sin embargo, nuestro país tiene una necesidad clara de talento. Hoy ocurre que en las universidades de regiones se abren puestos para profesores titulares donde no llegan postulantes. Nuestra industria todavía está al debe en la incorporación de profesionales con grado de doctor. Esto se extiende también al sector público. Tenemos que ser capaces de mantener una ciencia altamente internacionalizada y, al mismo tiempo, fomentar una demanda interna para que estos profesionales encuentren oportunidades atractivas dentro del país.

La ministra Etcheverry explica que “cuando se creó el programa Becas Chile teníamos muy pocos programas de doctorado en nuestro país y muy pocos doctores. Hemos avanzado muchísimo, tenemos más de 400 programas de doctorado, aunque seguimos teniendo un déficit de doctores. Por supuesto, estamos abiertos a que esa persona no vuelva al país, pero no podemos desconocer que aquí todavía tenemos un déficit importante de personas con altos niveles de conocimiento especializado en ciertas áreas y que vivimos en un país donde la inversión en investigación y desarrollo sigue siendo pequeña. Por lo tanto, cuando invertimos recursos en la formación de personas, el retorno para el país en términos de desarrollo tiene que ser sustantivo también”.

¿Por qué en noviembre pasado Carolina Gainza dejó la Subsecretaría de Ciencias, si su trabajo era bien evaluado? ¿Fue un problema de relaciones personales o un ajuste político?

-El último año de Gobierno tiene desafíos bien concretos, particularmente en el ámbito de la gestión. Entramos a un periodo donde se requieren capacidades distintas y esa es una evaluación que hace el Presidente, considerando los componentes políticos, de gestión, los desafíos que hay y la agenda. En base a eso se toma una decisión que es del Presidente, no es mía. Es importante no olvidar que quienes estamos en cargos de confianza del Presidente, somos piezas intercambiables, movibles o reemplazables de un equipo.

Una de las tareas principales que ha liderado en este Gobierno, fue la presentación del proyecto de ley de Inteligencia Artificial. ¿Qué riesgos considera que plantea la IA en su desarrollo actual? 

-Hemos pasado por procesos de irrupción tecnológica importantes, pero ninguno quizás tanto como el que ha generado la Inteligencia Artificial. Algunos la equiparan a la invención de la imprenta. Desde el Gobierno, cuando pensamos en IA, la miramos mucho más allá de la tecnología misma. Para nosotros, no es solo el diseño de los algoritmos o la infraestructura de Data Center que se requiere. Es un desafío transformacional gigantesco. Uno tiene que entender que es un cambio profundo y hacer todo lo posible para que el resultado de esa transformación sea algo mejor que lo que teníamos al inicio, y que su implementación y desarrollo sea en beneficio del bienestar de las personas, promoviendo la cohesión social y protegiendo al medio ambiente.

“Pasa que con las tecnologías como la IA, uno se encandila. Son tan impresionantes, es tanto lo que se puede hacer y están tan al alcance de la mano, que es muy fácil olvidarse de que en realidad es una herramienta inventada por personas y que, por lo tanto, tiene que tener un direccionamiento, porque sino los riesgos pueden ser infinitos”. 

“No hay que tenerle miedo a la tecnología, sino saber aprovecharla, porque puede tener impactos muy positivos en productividad, en mejores servicios ciudadanos, en democratizar el acceso al conocimiento y una serie de cosas. Pero no debemos ser ingenuos. Tenemos que establecer muy claramente cuál es el rayado de cancha, para qué la queremos, cómo queremos que se utilice y qué, como país, creemos que es lo adecuado en la implementación de esta tecnología. El proyecto que presentamos establece principios sobre los cuales queremos que se utilice y se desarrolle esta tecnología. No es un proyecto que regula la IA, sino que es una conversación ética y social respecto de hacia dónde queremos avanzar con esto”, agrega.

-Dado que la IA avanza más rápido que los procesos legislativos, ¿cómo evitar que una ley quede rápidamente obsoleta?

-Es difícil imaginar que el uso de algo tan disruptivo como la Inteligencia Artificial pueda ser dejado en libertad de acción absoluta. Estamos convencidos de que es necesario un consenso social respecto de qué usos consideramos aceptables y cuáles no, pero tampoco somos ingenuos sobre que la tecnología avanza muchísimo más rápido que lo que cualquier regulación puede. Por eso, en el diseño del proyecto se incorpora una serie de elementos que apuntan a darle ese movimiento de cintura para poder ir ajustándose a lo que las nuevas tecnologías imponen. 

“Nuestro objetivo es comprender a fondo qué más puede ofrecer el salar y evaluar su potencial en el desarrollo biotecnológico”.

-Otra de sus tareas ha sido impulsar la Estrategia Nacional del Litio. Más allá de la mera extracción, ¿Chile tiene planes concretos para desarrollar industrias asociadas, como la fabricación de baterías o la elaboración de productos farmacéuticos a partir de este recurso? 

-Absolutamente. Uno de los pilares fundamentales de la estrategia es fomentar el desarrollo científico y tecnológico, principalmente a través del Instituto Tecnológico de Litio y Salares. Nuestro objetivo es generar una industria de valor agregado en torno al litio. La fabricación de baterías es un ejemplo, y su desarrollo ya está en marcha. Sin embargo, también estamos explorando el potencial de la biotecnología asociada al salar. Solo el 1% del salar corresponde a litio; el otro 99% contiene diversos componentes, entre ellos otros minerales y extremófilos, microorganismos que actualmente están siendo estudiados por la NASA en el marco de proyectos como Artemis, vinculados a la exploración de Marte. Nuestro objetivo es comprender a fondo qué más puede ofrecer el salar y evaluar su potencial en el desarrollo biotecnológico. 

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