El connotado periodista español participó en la última versión de la Cátedra Unesco de la UDP, presentando su más reciente libro: “Digan la Verdad”. En esta conversación, repasa los cambios tecnológicos que están desafiando a los periodistas, las dudas sobre el trabajo de los medios y el activismo.
Por Antonella Cicarelli y Leonel Lillo
29 de Marzo de 2023
La trayectoria del periodista Antonio Caño (65) es contundente. Redactor de la sección internacional de la agencia EFE entre 1980 y 1982, integró luego el equipo de política internacional en el diario El País (España), donde cubrió el conflicto por las Islas Malvinas y la Guerra del Golfo. Además, reportó para el medio europeo las revueltas en contra de la dictadura en Chile y la caída del sandinismo en Nicaragua, sumando entrevistas a destacadas figuras internacionales, como el ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Entre el 2014 y el 2018 fue director de El País, periodo en el que debió enfrentar el gran desafío de digitalizar la oferta de contenidos y sus procesos productivos. Durante su administración, el periódico aumentó su audiencia e ingresos, ajustando la forma de hacer periodismo a los nuevos tiempos.
Toda una historia vinculada a los medios, que sirve de materia prima para “Digan la verdad”, su tercer libro, en el que a través de recuerdos y reflexiones, aborda los principales riesgos que enfrenta el periodismo en el último tiempo, desde la revolución digital, hasta la falta de credibilidad que ensombrece a la profesión en distintas latitudes. “No se es periodista para cambiar el mundo, se es periodista para contar el mundo”, dice dentro de sus 405 páginas, las que comentó en detalle junto a la profesora Alejandra Matus en una nueva versión de la Cátedra Unesco, organizada por la Escuela de Periodismo UDP y el Museo de Prensa.
Portada del libro "Digan la Verdad" de Antonio Caño | Fuente: esferalibros.com
“El balance, sin duda, es muy positivo. Estoy muy contento de los años que dediqué a ser director de El País. Me tocaron algunas labores muy difíciles. La más compleja fue la de la digitalización del periódico que era urgente y necesaria, y en la que me tocó afrontar unas circunstancias sociales y políticas en España y en el resto del mundo que obligaron a tomar decisiones graves, difíciles. El saldo es claramente positivo. Hubo momentos buenos, momentos malos, pero estoy muy feliz de aquellos cuatro años y medianamente satisfecho de la labor que cumplí”.
“No importa en qué plataformas se difunda, el periodismo tiene unas reglas profesionales que hay que cumplir. Y esas reglas son las mismas, sin importar en qué plataforma se haga. Quiero decir, el periodismo digital, que es el único periodismo posible en este momento, debe hacerse igual cómo se hacía el periodismo para el papel. El hecho de que sea una plataforma digital solamente facilita la interlocución con los lectores y lo permite hacer más rápidamente y ayuda a su difusión. El resto es igual”.
“A mí me parece que el periodismo debe utilizar las redes sociales, porque a ellas acuden muchos lectores. Los periodistas y medios de comunicación deben usar las redes sociales teniendo en cuenta que al mismo tiempo ayudan a la difusión del periodismo, aunque también pueden suponer algunos riesgos. Hay que conocer las redes sociales, saber qué papel juegan y advertir de los riesgos que pueden significar”.
“Un uso incorrecto de las redes sociales puede hacer valorar excesivamente dar crédito a noticias que en realidad no son sino simples bulos (mentiras). En las redes sociales circula mucha desinformación y el riesgo principal que yo veo es el de confundir la información con los bulos. Y el profesional debe estar muy atento a eso”.
“Una cuestión importantísima de un periodista es su objetividad y su imparcialidad a la hora de analizar los hechos y de informar sobre los hechos. Esa imparcialidad es en beneficio de la independencia del periodista y pretende garantizar buena información para los lectores. El lector debe estar convencido de la imparcialidad del periodista y para ello el periodista debe mostrarse imparcial y no debe hacer ningún gesto que cuestione su imparcialidad. Creo que un periodista que opina abiertamente en redes sociales pone en riesgo su imagen de imparcialidad. No es un problema de coartar su libertad de expresión. Es un problema de preservar su imagen de independencia”.
“Las noticias falsas y la desinformación han existido siempre a lo largo de la historia. El problema de las fake news es que ahora circulan de forma mucho más masiva gracias a los medios de comunicación y redes sociales. Y, además, otra de las diferencias es que ahora las utilizan de forma muy habitual los gobiernos para defender sus agendas políticas. Lo que tienen que hacer los periodistas es aumentar la actitud de alerta y trabajar más intensamente en la búsqueda de la verdad”.
“Bueno, la credibilidad es la única arma que tiene un periodista. Su credibilidad es su capital. Ese es el mayor capital del que dispone un periodista. Se pierde su credibilidad y pierde todo. En los últimos años, se ha producido un aumento de la polarización política que, en cierta medida, ha arrastrado a los periodistas hacia un bando u otro, y muchos periodistas han sentido la necesidad de tomar partido en un bando u otro de esta polarización y eso ha reducido su credibilidad. Ha alejado a los ciudadanos del periodismo y a los ciudadanos de los medios. Y ese es un asunto grave que, sin duda, tiene consecuencias en la convivencia de un país y en el orden estructural de una sociedad democrática. La única forma de revertir esa situación es haciendo buen periodismo. No hay soluciones mágicas. La gente creerá a los periódicos cuando ellos y los medios de comunicación sean percibidos como imparciales. Mientras los medios de comunicación tomen abiertamente partido, el público va a sospechar de eso. Hay que hacer periodismo de acuerdo con las reglas del periodismo independiente. No hay más”.
“Me refiero a algo que se ve todos los días en todos los países: periodistas que están en una trinchera política o periodistas que incluso cuentan la actualidad de una manera sectaria a favor de una determinada causa. Y claro que eso es una amenaza para la democracia, porque la tarea de suministrar información adecuada para los ciudadanos es fundamental. Una democracia no puede sobrevivir sin ciudadanos bien informados, sino que con ciudadanos libres para tomar decisiones”.
“Creo que eso se malinterpretó en su tiempo. En este momento, el periodismo actual me produce cierta desafección y no me siento muy identificado o reconocido en gran parte del periodismo actual. Pero eso no significa que no ame esta profesión. Amo con locura esta profesión que me lo ha dado todo. Pero creo que no es una profesión fácil y que en este momento abrirse paso en el mundo del Periodismo es difícil, pero con la ilusión de que es una profesión que te permite descubrir el lado muy atractivo y fascinante de los países, de las sociedades y de los seres humanos”.
“El activismo o cualquier causa política o social es muy legítimo, y no sólo es legítimo, sino necesario. Cada uno tiene una causa o debería tener una causa por la que merezca la pena luchar. Son innumerables las causas. Pero lo que yo sostengo es que no se puede actuar, defender esas causas ejerciendo el periodismo. Hay lugares e instituciones en las que se pueden defender esas causas, pero el periodismo es un testigo, no se involucra en los acontecimientos. El periodista cuenta y aporta información. Y es una contribución muy importante, porque facilita hechos, aporta datos para que los ciudadanos puedan tomar sus decisiones con hechos reales, no hechos falsos. La contribución de un periodista es aportar información y aportar datos, no la de fomentar causas desde sus textos”.
“Eso no es periodismo. Periodismo no es sacar noticias solamente. Es sacar noticias, buscar las fuentes, que la acrediten, contrastarla, buscar antecedentes, ponerlas en contexto y verificarlas. Es mucho más que ir por la calle y sacar noticias. Desde mi punto de vista, no existe el periodismo ciudadano. Eso no es periodismo, eso es contar cosas. No digo que no tenga utilidad para alguien, pero no es periodismo. El periodismo es complejo”.
“Me siento muy vinculado a Chile profesional y personalmente: personalmente, porque tengo amigos y familia en el país; y profesionalmente, porque he cubierto muchos acontecimientos políticos en Chile, especialmente durante la dictadura. Pude observar el tránsito de este país desde el régimen militar hasta la gran democracia de la que ha gozado en los últimos años. Una democracia ejemplar desde hace ya mucho tiempo y, por lo tanto, esa doble condición de vínculos personales y profesionales son un enorme afecto personal para Chile. Soy chileno po’ (ríe) y me encanta este país y estar aquí”.
Por Nicole Calfiqueo y Benjamín Puentes / Fotos y redes: Francisco González
Por Fernando Morales B.