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El despliegue en Chile del culto brasilero que respalda a Bolsonaro
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El despliegue en Chile del culto brasilero que respalda a Bolsonaro

En el templo de Alameda 2558 deben pagar una cuenta de luz de $2 millones en los próximos días. El pastor a cargo de la ceremonia promete trabajo, vida plena y curar la depresión a los fieles, a quienes se les pide entregar todo el dinero que puedan para demostrar su lealtad a Dios. Se acepta efectivo o tarjeta. La Iglesia Universal del Reino de Dios nació en Brasil, donde tiene millones de fieles en Brasil y apoyó la candidatura del hoy Presidente Jair Bolsonaro. En Chile aterrizó a mediados de los ‘90 y hoy cuenta con 33 sedes en 11 regiones del país. La principal se levanta en un terreno de casi $3 mil millones de avalúo fiscal y propiedad de la misma iglesia.

Por Francisco Reyes

20 de Diciembre de 2019

–¡Dios está aquí dentro, en la iglesia! ¡Allá afuera, el mundo de allá afuera, está reinado por el diablo! Los programas de televisión, los artistas progresistas y los medios de comunicación son proyectos a largo plazo del diablo. ¡Digan amén, hermanos, o el diablo les terminará pasando la factura!

–¡Amén!

El pastor Gonzalo alza las manos frente a un podio de cristal y mira a los asistentes a la ceremonia. La sala tiene 1.520 butacas repartidas en dos columnas, pero solo 20 personas asisten a la reunión de hoy que lleva por título “Escuela de la Fe”. Un guardia del recinto comenta que, por la contingencia que vive el país, han venido menos fieles. 

La prédica del pastor Gonzalo hoy se centra en la depresión. Para él, la enfermedad –que en Chile presenta niveles de prevalencia por sobre la media mundial– tiene un origen claro. La atribuye básicamente al triunfo del diablo cuando este logra “alojarse en la mente de la persona y desplaza al Espíritu Santo del corazón”. Pero recalca que no todo está perdido: “la depresión se puede sanar dejando a Cristo entrar en sus vidas”.

Es miércoles 13 de noviembre –el mes de los diezmistas– y estamos en la sede principal de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), ubicada en la Alameda Nº 2558, cerca de la estación de Metro Unión Latinoamericana. El templo fue levantado sobre un terreno cuyo avalúo fiscal roza los $3 mil millones. 

 

 

Templo principal de la IURD en Chile. Crédito foto: Iglesia Universal

La IURD –también conocida como Pare de Sufrir– fue fundada en Brasil en 1977 y es una de al menos una decena de transnacionales religiosas que se han instalado en Chile en las últimas décadas, de la mano del explosivo crecimiento de cultos de tipo neopentecostal o carismáticos. Su fundador, Edir Macedo Bezerra, se ha visto envuelto en polémicas desde al menos 2009, en medio de sucesivas investigaciones por presunto lavado de activos. En 2015, revista Forbes ubicó a Macedo en la lista de las 50 fortunas más grandes de Brasil, con un patrimonio de más de USD $1.100 millones.

La Iglesia Universal del Reino de Dios tiene presencia en más de 100 países y cuenta con 1.550 sedes desplegadas a nivel mundial. Se estima de modo extraoficial que solo en Brasil arrastra a más de 8 millones de fieles. Lo cierto es que el peso del obispo Macedo en la vida pública de Brasil se hace notar. El 15 de abril pasado, el gobierno del Presidente Jair Bolsonaro –a quien el obispo apoyó públicamente– le otorgó a él y a su esposa pasaporte diplomático, aunque solo días después, la justicia federal de Brasil anuló esa regalía.

Macedo fue un firme aliado de Bolsonaro en las elecciones que le dieron la presidencia de Brasil en octubre de 2018. Poco antes de los comicios, TV Record –la segunda señal televisiva más grande de ese país, propiedad de Edir Macedo– le arregló una entrevista de 30 minutos al entonces candidato ultraderechista. Macedo también bendijo a Bolsonaro en una ceremonia religiosa de la IURD.

Obispo Macedo unge a Jair Bolsonaro. Crédito foto: Iglesia Universal

Miembros insignes de la IURD han logrado escaños en el parlamento brasilero. Marcos Pereira, uno de los obispos más influyentes de esa iglesia, es de hecho el primer vicepresidente de la Cámara de Diputados de Brasil.

En Chile, la IURD  obtuvo personalidad jurídica de derecho público en septiembre de 2001. Hoy cuenta con 33 sedes repartidas en once regiones, con una fuerte presencia en la Metropolitana, donde ha levantado iglesias en 12 comunas. 

El aterrizaje de la IURD en Chile no estuvo exento de trabas. Registros notariales indican que el 27 de septiembre de 1995 el Ministerio de Justicia le negó los estatutos y la entrega de personalidad jurídica al culto de Macedo. Solo meses más tarde, el 10 de noviembre, y bajo el argumento de que “numerosas organizaciones religiosas evangélicas de nuestro país, tales como el Consejo de Pastores Evangélicos de Chile y el Comité de Organizaciones Evangélicas, han respaldado la solicitud de concesión de personalidad jurídica para la Iglesia Universal del Reino de Dios”, el gobierno del entonces presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle permitió su funcionamiento. El documento que reconoció oficialmente a la IURD, lleva la firma del ex subsecretario de Justicia de la época y contó con la aprobación de la entonces ministra de esa cartera, Soledad Alvear. 

Hasta 2016, la sede nacional de la Iglesia Universal del Reino de Dios funcionó en un antiguo teatro remodelado ubicado en Nataniel Cox Nº 59, frente a La Moneda. Ese año se trasladaron al que ahora funge como su templo principal. Documentos notariales revisados para este reportaje indican que la IURD adquirió ese terreno el 12 de octubre de 2004 a un valor de UF 62.632 ($1.073 millones de la época) a la Inmobiliaria Quimera Limitada. Un año después, miembros de la iglesia compraron el terreno adyacente ubicado en Abate Molina Nº 60 en $611 millones a la sociedad Rentaequipos Comercial S.A. Actualmente el avalúo fiscal del primer terreno, donde la IURD emplazó su templo principal, alcanza los $2.925 millones. 

LA DEPRESIÓN TIENE CURA

El pastor Gonzalo invita a una “obrera” al podio. Así llaman a quienes colaboran de forma gratuita con la iglesia en distintas actividades. La “obrera” se presenta como Andrea. Cuenta que al unirse a la iglesia logró terminar su carrera profesional y encontrar trabajo después de dos años, en los que, además, falleció su madre.

Admite que tuvo una recaída por “un sentimiento”. El pastor recalca varias veces que ella dejó entrar al diablo, que la alejó del culto. Ese «sentimiento» fue un hombre. Pasó once años lejos de la iglesia, tiempo en el que sufrió violencia por parte de su pareja y entró en una fuerte depresión.

Texto de la IURD con la ‘cura express’ que ofrecen para la depresión

Andrea deja caer un par de lágrimas mientras cuenta que por varios años fue al psiquiatra. Le dijo que no quería existir; que lo mejor sería acostarse una noche y no despertar más. De acuerdo a su relato, no logró superar la depresión de la mano del especialista, así que regresó a la iglesia hace un año. El pastor mira sonriente a los fieles: “¿Ven? El Diablo se alojó en su mente y al volver a la casa de Dios, se esfumó”.

Andrea mira a los asistentes y cuenta que está feliz y que, ahora que renovó sus cadenas, nunca más volverá a salir al mundo. Una cadena –me explicó más tarde el pastor– es el calendario que establecen los fieles de manera consistente en el tiempo para asistir a las ceremonias que celebra esta iglesia todos los días de la semana. Por ejemplo, existen personas que, por temas de tiempo, se proponen ir los martes, jueves y sábados, sin falta, conformando así su propia cadena. Si no tienes una cadena, como dice el pastor, Dios no escuchará. En todas las ceremonias, sin excepción, se le pide dinero a los fieles a través de distintas vías. 

DIEZMO CON TARJETA DE DÉBITO

Terminada la ceremonia, el pastor Gonzalo nos invita a cantar sobre el escenario. Tras varios minutos, nos unge con el “aceite de la fe” y nos entrega una invitación. Es un papel que debemos entregar a un cercano que sufra de depresión u otro “malestar”, para que se acerque a la iglesia en busca de una solución. “He estado esperándote en Mi Casa pero no te he encontrado”, dice la comunicación.

De improviso, en una pantalla de unos cuatro metros de ancho y dos de alto desplegada en un lugar estratégico del templo, aparece una cuenta de luz. La factura está a nombre de Sara John e indica una deuda de $2.400.000. El pastor insiste que hoy es el día del pago, que es necesario ser un buen siervo de Dios –más allá de la oración– y ayudar al templo para que se mantenga encendido.

“Es el momento difícil del mes”, dice mientras ríe. Los asistentes se paran a hacer fila para entregar sus diezmos, que son depositados en bolsas de terciopelo que sostienen dos “obreros” a un costado del escenario. Se ven billetes de dos, cinco y diez mil pesos. Luego de que depositan, los ayudantes del pastor aplican unas gotas de aceite bendecido en las manos de los fieles.

Cuando llega mi turno, le digo al pastor que no tengo efectivo. “No se preocupe”, me responde con una máquina Transbank en la mano. Tenía la idea de transferir $3 mil a la iglesia, pero termino entregando $5 mil. “Tres mil es muy poco a los ojos de Dios”, me había dicho segundos antes el pastor.

Comprobante del pago del diezmo con tarjeta de débito

“MI MAYOR PRUEBA DE FE”

Antes de terminar el culto, el pastor Gonzalo adelanta con apoyo audiovisual la ceremonia que tendrá lugar el lunes. Es un día especialmente dedicado a los hombres, para que se puedan convertir en “conquistadores”. Se echa a correr un video en el que el mismo pastor Gonzalo entrevista a un individuo de nacionalidad extranjera, en una casa completamente amoblada donde aparecen fotos de su matrimonio y una imagen de él con su esposa al lado de un gran auto.

El entrevistado le atribuye todos sus logros a Dios y a la Iglesia Universal, gracias a la que pudo “conquistar a su mujer, conquistar una casa y conquistar un auto”El mensaje es claro y contundente: esas conquistas tienen directa relación con la entrega permanente de dinero a la iglesia por parte del fiel de la IURD. 

Antes de salir de escena, el pastor pregunta quién aún no tiene los sobres para obtener el “agua del Mar Rojo”. Levanto la mano y uno de los “obreros” me entrega el sobre que lleva una frase prominente que dice: “Mi mayor prueba de fe”. Si llenamos el sobre con billetes –en esto fue muy enfático el pastor– y lo entregamos el domingo, la ceremonia más importante de la semana, recibiremos un frasco con agua del Mar Rojo.

El agua bendita de ese frasco, según el pastor, es capaz de vencer cualquier dolencia. Si nuestra fe es fuerte estaremos sanos y felices.

EL DOMINGO DE LOS MILAGROS

Me presento en el templo el domingo a las 9.30 de la mañana en busca de mi frasco con agua del Mar Rojo, las mismas que separó el profeta Moisés para que su pueblo huyera de los egipcios, según la religión cristiana.

El domingo es el día de la semana que más fieles congrega la IURD. De las 1.520 butacas de sala, al menos 1.200 están ocupadas. En el escenario se despliega una gigantografía que reza “Monte Sinaí, el monte de los imposibles”. Un camarógrafo toma imágenes en medio de la sala. Las “obreras” y “obreros” merodean entre las butacas, saludan a los recién llegados, se susurran entre ellos y arreglan sus trajes.

Tres pastores esperan al lado del escenario hasta que aparece el protagonista de los domingos, el pastor Mauricio. Sube a su podio y pregunta cómo está el público. Recibe un gran clamor de vuelta y de inmediato comienza la canción de apertura. Desde la gran pantalla encima del escenario, proyectan las letras para que todos en la sala puedan cantar.

El pastor Mauricio habla un español a medias, permeado por el portugués. Pide palmas, que cantemos más fuerte, que oremos por el de nuestro lado, que nos tomemos de la mano. Terminada la primera ronda de canciones, llama a que se acerquen las personas que estén sufriendo por la depresión. Sus “obreros” y “obreras” se alinean frente al escenario, como un cordón de seguridad, mientras los fieles se agolpan cerca del podio para recibir las palabras del pastor.

–¡Sale!– grita el pastor y alza sus manos al cielo –¡Lo que tú tienes es un demonio que se aloja en tu mente, en tu alma, dile no! ¡Sale! Pongan sus manos sobre su cabeza y griten ¡Sale demonio! –dice enérgico. Cientos de “sale” inundan la sala acompañados por las notas del piano.

“La depresión puede ser curada en tres minutos o menos si hacen lo que el Señor nos encomienda”, agrega el representante de la IURD.

El ejercicio es simple: todas las mañanas debemos beber tres pequeños sorbos del agua bendita que nos acaban de entregar y que fue recogida desde una pileta que montaron en la sala. El líquido que sostenemos en las manos es nuestra medicación. Como el pastor explica, sirve “para curar la depresión, artritis, artrosis, lesiones y malestares”. La cantidad de agua bendita que entregan no es más de 100 ml. Por lo tanto, por lógica y por recomendación del líder evangélico, debemos volver todos los domingos a proveernos de más líquido.

Templo de Salomón de la IURD en Sao Paulo con capacidad para 10 mil fieles.

Pide que nos paremos nuevamente, nos acerquemos y oremos por los que sufren a nuestro alrededor. Dos butacas detrás mío, un hombre llora copiosamente, gimiendo en alto, mientras uno de los pastores grita “sal de ahí demonio, sal de ahí depresión”, con su mano en la frente del hombre. 

El pastor Mauricio se pasea por el escenario mientras busca a alguien entre el público, porque llegó el momento de los testimonios. Fabián está en primera fila y ya tiene un micrófono en la mano. Vino a la iglesia desde la comuna de Puente Alto, junto a su esposa. Cuenta que fue consumidor de cocaína durante cinco o seis años, que recibió una herencia de veinte millones y que se la gastó en drogas y alcohol. Agrega que vendió su casa por culpa del vicio. Su mujer relata que hubo episodios de violencia intrafamiliar y que el matrimonio casi llega a su fin.

Sin embargo –y para la alegría de los fieles presentes que suspiran un amén al escuchar el desenlace de la historia– hace un mes y una semana la pareja está asistiendo a los «Martes de Sanación» con el pastor Christian. Fabián no ha consumido ninguna sustancia desde entonces. La gente aplaude a rabiar. Las luces se atenúan y comienza un video que se despliega en una gran pantalla.

Allí se cuenta la historia de María Luisa, quien tiene un local de abarrotes en su casa en una comuna periférica de la Región Metropolitana. La noche del 14 de noviembre –a casi un mes del estallido social– un grupo de “cuarenta manifestantes” llegó a las puertas de su negocio e intentó forzar la entrada. La voz en off del video asegura que todos los locales de esa cuadra fueron vandalizados, pero sólo se ve una fogata, un grupo de cinco personas y los negocios a oscuras. En su desesperación, María Luisa se pone a rezar junto a su familia, logrando que nadie entre a su casa. Ella se lo atribuye al sobre de los diezmistas que tenía colgado en una pared de su casa con el “10% de su sueldo” para cuidar su hogar.

“¿Ven?”, dice el pastor Mauricio, “estaba en paz con el Señor y fue salvada, su familia fue salvada y ustedes también pueden ser salvadosPor eso debe dar su diezmo. Es sólo el 10%».

UN BILLETE DE 5, UNO DE 10 Y OTRO DE 20

El pastor Mauricio, después de otra ronda de cantos y clamor, comienza a hablar insistentemente sobre la importancia del diezmo.

–Es el 10% para la iglesia, nada más. Si gano 100.000 pesos, doy diez mil. Si tengo 500 mil…

–¡50.000 pesos! –responden desde las butacas.

–¡Eso! Si tengo un millón, debo dar $100.000. Si tengo $1.000, doy $100. Es un pequeño esfuerzo. ¡Dios no necesita el dinero, pero ese dinero ayuda a los patrocinadores de Dios! Nosotros evangelizamos, pagamos los costos de este templo para recibirlos y esparcir la palabra. Somos los patrocinadores de Dios. ¡Si usted no hace un pequeño sacrificio por Dios, usted no tiene la autoridad de exigirle nada!

Dos “obreros” y dos “obreras” se colocan cerca de las butacas con canastas de mimbre. “Venga a depositar su diezmo y lave sus manos con el agua bendita del Mar Rojo”, clama el pastor. De los cerca de 1.200 asistentes, al menos la mitad se levanta de sus butacas para entregar su sobre. El mío –con el que podré conseguir mi propio frasco con agua del Mar Rojo– contiene $35.000, porque el pastor Gonzalo había sido enfático el jueves anterior sobre la importancia de que este tuviera en su interior un “billete de cinco, uno de 10 y otro de 20”.  

Volvemos a nuestros asientos después de depositar. El pastor Mauricio sigue dando discursos sobre la importancia del 10%: que hay que pagar la luz, el agua, el transporte y los otros servicios que ofrece la iglesia. Los obreros toman rumas de sobres y los reparten entre los asistentes. Es el nuevo diezmo que debemos entregar el próximo domingo, con el 10% de nuestro sueldo. Ahora nos dicen que debemos dejar el dinero ahí, pegar la foto de un familiar que esté pasando por algún vicio y escribir nuestra plegaria. Aquí el diezmo parece ser una obligación semanal, no mensual.

–A ustedes les dirán allá afuera que están locos. Les dirán ‘le están dando dinero a esos ladrones de la iglesia’. Si uno ocupa su dinero para salir a la fiesta, tus amigos te aplauden. Si uno ocupa ese dinero en la iglesia, te abuchean –el pastor Mauricio hace mímicas que hace reír a la gente.

“QUIERO UNA CASA, QUIERO UN AUTO”

Llega el momento. Finalmente me hacen entrega de un minúsculo frasco de plástico con una etiqueta que dice: Mar Rojo. El pastor Mauricio se disculpa por lo poco, pero dice no se puede traer mucho desde Israel. 

“Si usted quiere conseguir un trabajo, unte su dedo con un poquito del agua antes de saludar a su entrevistador y dele mano, usted conseguirá el trabajo. Usted quiere conseguir un crédito del banco, tire una gotita a ese banco y le concederán su crédito”, dice el pastor.

Hacemos otra ronda de canciones, para luego tomar nuestro frasco y alzarlo sobre nuestras cabezas. “Repitan en voz alta lo que quieran, exíjanlo. Quiero una casa, quiero un auto, quiero un buen trabajo. Yo, por ejemplo, quiero una radio para transmitir todo el día el evangelio. Quiero un canal de televisión para hablar todo el día de la palabra de Dios”, agrega. 

En casi todos los países donde tiene presencia, la Iglesia Universal hace uso extensivo de medios de comunicación –televisión y radios, fundamentalmente– para llevar su mensaje a través de agresivas campañas de marketing religioso.

El 13 de julio del 2000, la IURD inscribió en Chile la marca “Pare de Sufrir” bajo la que se imprimen folletos, afiches, volantes, revistas y diarios para la promoción del culto y sus actividades.  El 26 de diciembre del 2013 inscribieron la Red Aleluya, radio ubicada en Argentina pero que también transmite por internet a países hispanoparlantes. El 10 de marzo del 2016, registraron la Revista Grace, con artículos sobre moda e intereses para mujeres cristianas. Además, tienen espacios en la televisión chilena: los sábados y domingos por la mañana en La Red. Toda la semana, pasada la medianoche, sus pastores aparecen en Telecanal. También tienen espacios en canales regionales, como el Canal 2 de San Antonio, Canal 11 de Curicó, Canal Regional 9 del Bío Bío, VTV canal 2 en Los Andes y Canal ITV en Punta Arenas.

Antes de finalizar, el pastor nos invita a ver el estreno “Nada que perder 2”, en el cine Hoyts de Estación Central. La película cuenta la vida de Edir Macedo y está basada en los libros escritos por el periodista Douglas Tavolaro, sobrino del influyente obispo brasilero.

Poco antes de desaparecer tras la puerta, el pastor Mauricio nos bendice a todos y pide que no nos olvidemos del diezmo.

Contactamos a la Iglesia Universal del Reino de Dios en Chile, desde donde declinaron hacer comentarios para este reportaje indicando que los pastores no dan entrevistas.

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