Una de las medidas indispensables para la organización, es que el Estado se declare en estado de emergencia climática, para así reducir las emisiones de carbono a cero. “La idea es que también las personas puedan empezar a cambiar sus destructivos y egoístas hábitos, como consumir animales y productos robados de ellos”.
¿Políticamente, existe disposición?
Javiera: Se ve que muy poca, pero declarar ilegales las bolsas plásticas en los mercados fue un avance. Aún así, se nos escondió por años el acuerdo del TPP-11. Esto nos ha generado inseguridad y es difícil esperar que hagan tratos que amparen buenas prácticas para el cuidado del medio ambiente.
¿Qué rol tienen las nuevas generaciones?
Felipe: Ante la infantil actitud de quienes gobiernan (a nivel global) nosotros los jóvenes tuvimos que actuar como adultos. Quizás es utópico pensar que podamos hacer un cambio porque al final son los mismos egoístas e interesados quienes tienen la decisión final.
A nivel nacional, ¿crees que Chile está preparado culturalmente para afrontar esta problemática?
Javiera: No del todo. No se nos enseñó cuando pequeños sobre el cuidado del planeta. Por lo mismo, se tienen muy pocos conocimientos y disposición para poner en marcha buenos hábitos ecológicos.
En diciembre de este año se realizará la Conferencia de las Partes (COP 25) de las Naciones Unidas en Chile. El evento sobre el cambio climático, es uno de los más importantes a nivel global y reunirá a más de 197 países quienes discutirán y tomarán decisiones respecto a la crisis medioambiental que se vive mundialmente. En ese contexto FFF junto a otras organizaciones locales e internacionales han manifestado su intención de generar, durante la fecha de duración de la COP 25, distintas actividades en paralelo para discutir sobre las problemáticas medioambientales y presionar al gobierno para que se implementen sus principales demandas: que el Estado se declare en emergencia climática y promulgue una Ley de Cambio Climático. El propósito es poner fin a las zonas de sacrificio, lograr el cierre de las termoeléctricas; y reforestar 600 mil hectáreas con especies endémicas.