Volver a caminar
Alejandro Paredes (65) vive en la comuna de La Florida. Recuerda que el pasado 13 de mayo fue un día caluroso, temperatura que empezó a sentir con más fuerza mientras esperaba en su auto el regreso de su esposa, que había ido a comprar a la feria. “Me bajé para refrescarme un poco, estaba con mi mascarilla en el cuello y en eso, desde atrás, escucho una voz que se dirigía a mí, me volteé y era el que cuida autos, muy molesto porque no le habían dado propina. Recuerdo que se acercó mucho a mí y mientras me hablaba, yo me puse la mascarilla y creo que eso bastó para contagiarme”, explica.
Tres días después comenzaron a manifestarse los primeros síntomas del COVID-19 y tras asistir a una consulta de urgencia al Centro Médico Peñalolén por molestias respiratorias, descubrieron unas pequeñas manchas en sus pulmones. Alejandro fue trasladado rápidamente a la Clínica Las Condes, donde permaneció hospitalizado por tres días, hasta que uno de sus pulmones comenzó a fallar y debió ser intubado.
“Estuve 30 días internado y de a poco fui recuperándome, pero lo que sí recuerdo es que tuve muchos pero muchos sueños mezclados con la realidad, algunos terribles, otros no tanto”, agrega.
Cuando Alejandro volvió en sí, luego de haber estado intubado por 12 días consecutivos, debió comenzar con la kinesioterapia. Había perdido 10 kilos de peso y su musculutura estaba tan dañada que no podía pararse ni mucho menos caminar. De hecho, en su primera sesión de ejercicios, Alejandro no pudo reunir fuerzas para levantar y bajar una almohada.
“Habían muchas cosas normales que no podía hacer, como sacarme o ponerme los zapatos y los calcetines, pude bañarme, pero no podía vestirme solo, me tiritaban las manos y me despertaba unas tres veces por las noches”, comenta.
Alejandro estaba bajo los cuidados de tres kinesiólogos que lo visitaban en distintos horarios durante el día. Así, al cuarto día de rehabilitación, pudo ponerse de pie por sí solo y retomar de a poco su autonomía.
Actualmente, Alejandro se encuentra en su casa junto a su familia cumpliendo la cuarentena y, según él, ha superado la mayoría de estas secuelas, pero ha experimentado una fuerte caída de cabello que, antes del COVID, no tenía.
Por el contrario, Fredy Astorga, a un mes de recibir el alta médica, aún no recupera al 100% su movilidad. Cada lunes, miércoles y viernes debe visitar a un fisiólogo para trabajar en la musculatura de sus piernas, sobre todo de la rodilla para abajo, que son las zonas que todavía tiene dormidas.
“Me dicen que esto no es rápido, la recuperación de estos músculos y nervios que están como atrofiados producto de haber estado seguramente boca abajo cuando estaba intubado. Los pies se fueron para atrás, entonces la misma posición, más la pérdida de musculatura hizo que se generara un atrofiamiento en estos tendones y parte de la musculatura”, explica.
Aún cuando ha debido tomar mayores precauciones al momento de caminar, Fredy se mantiene optimista frente a su recuperación, ya que su fisióloga estuvo en una situación similar a la suya y logró volver a caminar y trabajar con normalidad. “Hay que tener paciencia y perseverancia, hacer los ejercicios y ponerle dedicación y cuidado a todo el tratamiento, y con eso en unos tres o cuatro meses más podría estar totalmente recuperado”, agrega.