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Hasta la última gota: los malabares de Claudina para administrar el agua que recibe de camiones aljibe
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Hasta la última gota: los malabares de Claudina para administrar el agua que recibe de camiones aljibe

En la sureña comuna de San Juan de La Costa (Los Lagos) viven cerca de 7.500 personas en una superficie de 1.500 km2. Cifras de organismos públicos indican que el 11% del suelo en esa comuna (160 km2) está plantado con especies exóticas: pinos y dos variantes de eucaliptos. Claudina Millán vive ahí y recibe 1.000 litros semanales de agua a través de camiones aljibe para ella, su marido y sus animales. No le alcanza: el promedio de consumo semanal de agua en Chile es de 1.200 litros por persona.

Por Isidora Díaz G. y Catalina Martínez S.

21 de Diciembre de 2020

Claudina Millán Jaramillo (56 años) y su esposo son una de las 100 familias de la comuna de San Juan de la Costa (Región de Los Lagos) que dependen de camiones aljibe para abastecerse de agua. Entre diciembre y abril, los meses más calurosos en la zona, pueden pasar hasta cinco días con lo mínimo. “Siempre falta. A veces, estamos días sin bañarnos para poder beber y cocinar”, comenta. 

En un territorio tradicionalmente lluvioso como este, la falta de agua pareciera un contrasentido. Pero hace cinco años la escasez hídrica comenzó a tocarle la puerta a Claudina y sus vecinos. La disminución de las precipitaciones en época de verano y el aumento de plantaciones forestales de monocultivo son para ella los factores preponderantes que explican la situación en la que están. 

Cristián Frêne, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), explica que “producto de que en San Juan de la Costa no hay planificación del territorio, existen grandes plantaciones de monocultivo forestal concentradas, y eso es un impacto aún más grande en el ciclo del agua local que tenerlas repartidas en ciertos espacios”.

En San Juan de la Costa viven más de 7.500 personas en una superficie de 1.500 km2 (150 mil hectáreas) con presencia de varias plantaciones de pino y eucalipto de las forestales Valdivia S.A, Arauco S.A y Anchile, las dos primeras de Celulosa Arauco y la tercera de capitales japoneses. Según el Catastro de Recursos Vegetacionales Nativos de la Región de Los Lagos de la Corporación Nacional Forestal  (CONAF) de 2013 (el último disponible), el 11% del uso de suelo en la comuna está destinado a plantaciones exóticas, es decir, más de 16.000 hectáreas.

Claudina es presidenta de la Comunidad Antüwilf, compuesta por 12 familias mapuche–hulliche y ubicada en el sector de Anchiqueumo de San Juan de la Costa. Ahí nació, creció y se radicó. Es el mismo lugar en el que vio crecer a sus tres hijos. Gran parte de su vida se ha dedicado a la crianza de animales y a la agricultura. Cada 15 días, viaja junto a su esposo a la ciudad de Osorno para vender sus cosechas de frutas y verduras en la feria de Rahue y así generar ingresos.

Mapa de uso de suelo en San Juan de la Costa - Fuente: Catastro Vegetacional CONAF 2013

El déficit hídrico se acentúa en verano, de diciembre a abril, por la escasez de lluvias. En esos meses, Claudina recibe en su estanque 1.000 litros de agua semanales para ella y su esposo, repartidos por camiones aljibe que comenzaron a operar en 2014 a cargo de la municipalidad.

De acuerdo con cifras de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), en nuestro país una persona gasta como promedio 170 litros de agua por día en higiene personal, aseo del hogar, cocina y bebida, principalmente. Esto se traduce en 1.190 litros a la semana per cápita. En el hogar de Claudina son dos y esos mil litros debe compartirlos, además, con sus cinco vacunos, dos cerdas, seis ovejas y catorce aves. 

Según información obtenida de la Dirección de Desarrollo Comunitario (DIDECO) de San Juan de la Costa, a cada habitante de la comuna le corresponden 350 litros semanales.

Claudina comenta que, a veces, los litros que le entregan solo le duran entre 5 a 6 días, por lo que tiene que priorizar ciertas actividades. Cada vez que lava sus verduras, la ropa o la loza, debe juntar en baldes el agua que usa para reutilizarla en el riego de sus plantaciones. “Antes uno no necesitaba riego, era todo natural y el suelo era más húmedo, pero hoy día tenemos que acumular y reciclar para poder cuidar las plantas”, relata. Junto a su marido implementaron también cañerías que permiten que el agua de la ducha y de la lavadora escurra hasta las plantaciones: “hay que volver a usarla no más. La verdad es que ya se transformó en un hábito y sabemos que tenemos que reutilizarla porque no hay”. 

MENOS LLUVIAS

La primera casa en la que vivió Claudina junto a su esposo y sus tres hijos quedaba a 100 metros de un estero sin nombreen el que sus animales podían beber libremente. En su hogar tenían un sistema de pozo que regularmente les permitía tener agua para consumo personal. El 2000, sin embargo, tuvieron que trasladarse a una zona más lejana debido a las fumigaciones que aplican las forestales en sus plantaciones de monocultivo. “Me imagino que como hacen fumigación con avión, el viento esparce los químicos a las comunidades y al lugar en donde nosotros manteníamos a nuestros animales”, dice.

Asegura que las emisiones afectaban la salud de sus hijos y también de sus animales. El entorno natural también padeció las consecuencias: “Antes había harto pájaro y peces en el estero que tenemos en nuestra comunidad, pero cuando ellos llegaron con sus fumigaciones no los vimos más. Creemos que esa es también la causa de la muerte de nuestras ocho ovejas”. Nunca pudieron saber con certeza qué ocurrió. 

Al cambiarse de casa comenzaron los problemas con su abastecimiento de agua. El sistema de pozo no daba abasto y, según recuerda, la turbiedad con la que comenzó a salir el agua les impedía consumirla. 

Andrés Iroumé, doctor en Ciencias Forestales y académico de la Universidad Austral de Chile (UACH), explica: “Cuando las plantaciones forestales se cosechan, hay un aumento en el transporte de sedimentos finos, entonces las aguas disminuyen de calidad. Es decir, se ponen más turbias y eso tiende a durar hasta un año”.

En 2017, Claudina postuló a un concurso municipal para la construcción de dos estanques de 2.400 litros aproximadamente cada uno, con el fin de recolectar agua lluvia. Aunque con eso ha mejorado un poco la situación, las lluvias tampoco han acompañado.  

En San Juan de la Costa llueve normalmente 2.500 mm al año. Cifras de las Dirección Meteorológica de Chile indican que en 2019 la provincia de Osorno tuvo un déficit de precipitaciones de entre 30% y 39%.

“El año pasado fue seco, en ese momento solo dependíamos del camión de la municipalidad”, recuerda Claudina. 

LA SOMBRA DE LAS FORESTALES

Lo que le sucede a Claudina le pasa también a varios más en la comunidad de Anchiqueumo. Berta Alvarado (56 años) también recibe 1.000 litros de parte del servicio de camiones aljibe del municipio. Vive junto a su esposo y sus dos hijos, y se dedica a la agricultura y la ganadería. 

Hace 5 años complementa ese suministro con un sistema de estanque motorizado. El mecanismo, financiado por el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS) en 2015, consta de canaletas subterráneas que conectan una vertiente cercana con su casa. Funciona como riego de invernadero y les provee de agua potable.

Berta recuerda que antes de la implementación del proyecto, tenía que recolectar agua en baldes o carretas desde esteros hasta su casa para poder abastecerse. Pero ahora, dice, “el estero más cercano queda al lado de una forestal y hoy día solo pasan hilos de agua. La forestal la consumió toda”.

La comuna se caracterizaba por tener abundantes especies arbóreas nativas, tales como laureles, alerces, avellanos y coigües. Para Claudina ese paisaje no es más que un recuerdo: “antes uno se paraba en una cumbre y podía ver gran parte del bosque, pero hoy estamos plagados de pinos y eucaliptus, y hasta los caminos desaparecieron”.

El Plan de Desarrollo Comunal (PLADECO) de San Juan de la Costa (ver aquí), plantea que uno de los principales problemas medioambientales existentes en la comuna son las grandes extensiones que tienen las plantaciones forestales y, con ello, la sobreexplotación de los suelos, la contaminación y la merma en la cantidad y calidad del agua. 

El doctor Cristián Frêne señala que “el bosque nativo tiene entre doce y quince especies distintas, las cuales todas consumen agua de diferentes formas. En cambio, el monocultivo tiene individuos de una especie que consumen grandes cantidades de agua, entonces hay un impacto en la zona, porque las plantaciones exóticas sacan más agua de las que saca el bosque nativo”.

De acuerdo con el Anuario Forestal 2018 del Ministerio de Agricultura, las especies que más presencia tienen en San Juan de la Costa son el Pinus radiata con 6.558 hectáreas (ha.), seguido por el Eucalyptus nitens con 4.832 ha. y el Eucalyptus globulus, con 2.307 ha. 

Frêne calcula que “el pino consume entre 17 y 18 litros diarios y el eucalipto 20, pero eso es cuando la planta es joven, es decir, hasta los 5 años. Luego, entran en un proceso que se denomina crecimiento exponencial, en el que los eucaliptos pueden llegar a consumir entre 120 y 200 litros de agua diaria en un clima soleado”. 

Mapa de plantaciones en San Juan de la Costa - Fuente: Catastro Vegetacional CONAF 2013

De acuerdo con el PLADECO de San Juan de La Costa, el avance de las empresas forestales continúa siendo una amenaza que atenta contra el ecosistema del territorio: “los afluentes de agua y las cuencas que abastecen a las comunidades se están secando, cada vez hay menos territorio y agua para mantener los huertos familiares, y las familias están siendo alejadas de sus tierras”.

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